Aquí, ni hablar, el merengue y la bachata son parte del menú del dominicano, quien escucha estos ritmos en su hogar y en fiesta familiares; tampoco falta en el carro y en las plazas donde hay celebración”.
viernes, 30 de mayo de 2014
Hoy la bachata cumple 52 años este genero es donde el dominicano ha venido expresando su romanticismo, amor y despecho.
Hoy la bachata cumple 52 años, desde aquel 30 de mayo de 1962 cuando la leyenda dominicana José Manuel Calderón grabó “Borracho de Amor” y “Condena” (“Qué será de mí”) y con ellos le puso voz y música por primera vez a un género que con el pasar del tiempo se fue redefiniendo y luchando contra el rechazo, hasta lograr alcanzar el respeto y el sonido que actualmente apasiona a millones de personas en todo el mundo.
Muchos son los artistas que han dejado sus huellas en las páginas de oro de la bachata. Con sus aportes no solo se han erigido como figuras inolvidables de la industria sino también como promotores de nuestra identidad.
Con las siguientes declaraciones exclusivas del ministro de Cultura, cantautor José Antonio Rodríguez, elCaribe concluye su serie “52 Años Bachateando”, que durante dos semanas recorrió la historia de este género y sus principales exponentes.
A continuación el texto íntegro:
“La bachata es la expresión rítmica y musical a través de la cual el dominicano ha venido expresando su romanticismo, amor y despecho.
Se puede apreciar que cada canción de este género recrea una historia, generalmente un drama romántico, cantado con un nivel literario rasante, entendible para el pueblo y bailable en la mayoría de los casos.
La bachata es, en cierta forma, la expresión de los sentimientos amorosos que el dominicano profesa; para suerte nuestra, con los años ha venido mejorando su lírica y su estructura musical.
Cada día más, estas canciones se distancian del contenido machista y orientación de maltrato al sexo femenino. Uno aprecia el esfuerzo que han venido haciendo los compositores por acudir a mejores recursos literarios, sin quitarle el sabor popular a cada expresión o estrofa.
A través de la bachata, nuestras generaciones futuras podrán apreciar cómo era que sus antecesores se enamoraban, reaccionaban frente al despecho y podrán constatar la pasión amorosa del dominicano. Como compositor y cantante valoro en todo lo que significa el impresionante desarrollo de la bachata y la dimensión internacional que ésta ha adquirido, gracias a que muchos de sus exponentes han sabido revestirla de la calidad que la han hecho apreciable en quienes consumen música en el mundo.
Como ministro de Cultura veo la bachata como un símbolo de nuestra nacionalidad, de lo que somos como dominicanos; un componente valioso de la musicalidad que cada dominicano lleva dentro. Entiendo que es un ritmo que el Estado debe empeñarse en apoyar y preservar. Lo propio debe hacer con el merengue y otras manifestaciones.
Nuestra gestión tiene clara esa misión y por eso trabaja en el rescate, preservación y proyección de nuestra riqueza musical y cultural.
Para eso estamos incentivando la creación de la ley de Música, en combinación con el compositor Manuel Jiménez, junto a quien ya hemos sometido y lleva buen curso para su aprobación, un proyecto de ley de Mecenazgo.
Necesitamos instrumentos legales que protejan e impulsen el desarrollo de la música, para además preservar ritmos como la bachata, y rescatar otros como la mangulina y la criolla, por ejemplo.
El dominicano lleva la música en el alma, y cuando sale no falta en su equipaje un disco de bachata o merengue, aunque hoy pueda recomendarlo para que se escuche en Internet, regalar un CD con nuestra música es un arma que el dominicano utiliza para relacionarse con los demás cuando estamos en el exterior.
Aquí, ni hablar, el merengue y la bachata son parte del menú del dominicano, quien escucha estos ritmos en su hogar y en fiesta familiares; tampoco falta en el carro y en las plazas donde hay celebración”.
Aquí, ni hablar, el merengue y la bachata son parte del menú del dominicano, quien escucha estos ritmos en su hogar y en fiesta familiares; tampoco falta en el carro y en las plazas donde hay celebración”.
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