Conversando en una ocasión con mi amigo Marco Antonio Solís, me dijo: “Gilberto, esto es negocio de canciones”. Tenía razón “El Buki” en su expresión. La materia prima de la industria musical son las canciones.
Es por eso que es necesario reconocer y darle el valor que merecen los compositores. Son estas damas y caballeros inspirados, los creadores y responsables de formar el repertorio que le pone música a nuestra vida diaria, nos ayudan a expresar sentimientos y hasta identificar marcas y productos de consumo.
Grandes nombres se han labrado en este oficio, algunos por lo prolífera de su obra y otros por haber escrito canciones con un éxito comercial extraordinario. Algunos se han especializado en determinados géneros, otros se pasean por distintos y muy pocos son aquellos que los dominan todos.
Merecen mención aparte los popularmente conocidos como cantautores, quienes tienen el talento para escribir e interpretar sus propios temas. Estos colegas tienen una gran responsabilidad sobre sus hombros si su repertorio depende exclusivamente de sus obras.
Es legendario, y totalmente justo, el reclamo de los compositores de que se le reconozca y obtengan el crédito como autores, más allá de lo económico.
De hecho, la popularidad de los intérpretes a veces confunde al público, y hasta la misma gente del medio, creyendo éstos que las composiciones son del cantante que las hace popular.
A pesar de que queda margen para mejorar (como diría mi amigo Mario Rodríguez), las condiciones económicas, el pago de regalías y el respeto a los compositores ha mejorado mucho en los últimos años.
Las disqueras, agencias publicitarias, la radio, los establecimientos públicos y hasta la televisión, han tomado muy en serio la remuneración a estos obreros del arte gracias al esfuerzo y la efectiva gestión de las casas editoras y compañías dedicadas a defender los derechos del autor.
El surgimiento de las nuevas plataformas digitales y la regulación de muchas de estas, representan una nueva manera de beneficiar al compositor económicamente y ayudan a expandir su reconocimiento.
Grandes nombres iluminan el firmamento de la música latinoamericana y entre estos se destacan algunos de los nuestros.
Los compositores puertorriqueños de cualquier género son conocidos, respetados e interpretados en el mundo entero.
Nuestro género salsero tiene algunos de los mejores en sus filas: Roberto Angleró, Tite Curet Alonso, Rubén Blades, Omar Alfanno, Perín Vázquez, Johnny Ortiz, Jorge Luis Piloto y José Nogueras, son solo algunos de los grandes compositores que han hecho de nuestra salsa una música rica e interesante.
Merecen también mi respeto los nuevos compositores que día a día se esmeran por escribir buena música para el deleite de sus intérpretes y el público en general.
Que una buena canción nos acompañe siempre, nos ayude a expresar sentimientos o, simplemente nos divierta y nos haga bailar es la responsabilidad de ellos y como hasta ahora lo han hecho, excelentemente...
¡Un aplauso a los compositores!
¡Camínalo!
Fuente Primera Hora
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