Las sorpresas no paran en el caso de los hijos de Juan Gabriel, y como bien decía su gran amiga Silvia Urquidi: hay más hijos que no han salido. De acuerdo a información de Diario Basta, el joven se llama Erick Alberto y es uno de los hijos biológicos que supuestamente tuvo el cantante con una señora originaria de Veracruz, con quien vivió una larga temporada en una de las casas que poseía en Las Vegas, Nevada; sin embargo, ni él ni su mamá han dado la cara, ahora que está en su apogeo la pelea por la herencia del cantante.
Antonia es una señora originaria de Veracruz, que trabajaba con Juan Gabriel en los años 90, y era la encargada de todo lo referente a la administración del cantante.
De acuerdo con esta información, ambos procrearon a Erick Alberto, quien nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, luego de un parto complicado y en el que, según se asegura, el cantante no se despegó de ellos; y posteriormente los llevó a vivir a su casa de Las Vegas. Pero luego del deceso del cantautor, ninguno de los dos se ha pronunciado sobre el tema; y a casi un año de su muerte, no han salido a reclamar nada de la famosa herencia que tiene en pleito a todos los hijos, adoptivos y biológicos, que tuvo “El Divo de Juárez”.
Toña vivía en una de las casitas que Juanga tenía detrás de la casa grande y el hijo de ambos, Erick Alberto, a quien de cariño llamaban Albertico, siempre estaba en la casa grande, al lado de su papá. Se dice que no salía del cuarto de Juan Gabriel, que era además muy grande y hasta le decía papá enfrente de quien fuera, sin que eso incomodara al artista.
La señora Toña era incondicional de Juan Gabriel y hacía muy bien su trabajo de administradora, tanto así, que ella sabía cómo cuidarlo en todos los sentidos.
Además de ser una mujer seria y reservada, era muy inteligente para manejar los negocios y el dinero del cantante, y por eso él le tenía toda la confianza, tanto así que ella se encargaba de enviarle alrededor de $5 mil dólares mensuales a Laura Salas para el mantenimiento de la casa de Florida y de los cuatro hijos adoptivos.
Y, cuando ellos iban a verlo, ella compraba los boletos de avión y hasta les daba su domingo.
Cuando Alberto Aguilera recibía invitados en casa, Toña era quien los recibía y no dudaba en contarles que ella y él tenían un hijo; y es que, tanta confianza depositaba el cantante en ella, que era quien recogía y atendía a sus amigos.
Pero eso no es todo, Antonia tenía una buena relación con los Salas, pues ellos dependían del dinero que les mandaba el compositor. Sin embargo, cuando Iván creció, las cosas cambiaron y entonces toda esa confianza pasó a sus manos, así como el manejo del dinero.
Alma Larios
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