Por Raphy D´Oleo-el día
Picoteando el Espectáculo
Un periodista es quien maneja información de interés con veracidad y diligencia, refugiándose en la credibilidad y transmitiendo noticias, opiniones o críticas que enriquezcan al público. Generalmente son empleados de medios de comunicación y están obligados a ser expertos en los temas que tratan.
Los Comunicadores son de carreras afines, pero no pueden llegar a ser periodistas, ya que no tienen fuentes confiables y sus temas son para catapultar sus plataformas particulares. Violentan los principios de respeto por la verdad y el rigor en la búsqueda de la información. El periodismo digital le permite difundirla sin tener un filtro pues trabajan para empresas periodísticas, agencias comunicacionales o proyectos audiovisuales. Tienen libertad creativa y pueden hacer cambios en la información.
Con los ¨comunicastreros¨ (comunicadores-rastreros) pasa lo mismo que con las canciones y los artistas, muchos son famosos por la exposición que tienen, pero pocos son exitosos. Suenan, pero no venden. Estos copro-parlantes, como los llama mi amigo Rafael Ventura, se enganchan en la ola para pescar views, provocando una viralización que convierte el hecho en tendencia. Así los fake news y ̈basura informativa ̈ pasan a ser realidades virtuales de dominio masivo, dando notoriedad a lo inicuo y lo vacío de contenido. Cogen fama, pero no éxito. En este caso la fama sería la bulla que ocasionan, pero el éxito no existe porque no armoniza con la credibilidad de que disponen.
El periodista es de carrera, enfoca, elabora y difunde. Se especializa en las áreas del conocimiento y la cultura. El comunicador trabaja el impacto audiovisual y corporativo. Es de enganche, diseña y transmite. El ¨comunicastrero¨ es de arrastre, desinforma con premeditación y alevosía. Solo le importan los beneficios marginales y espurios.
Es fácil diferenciarlos. Al presentar de manera sencilla y completa una información, para el periodista es importante QUIÉN, QUÉ, PORQUÉ CUÁNDO y CÓMO. El comunicador realza el QUIÉN, QUÉ Y CUÁNDO, pero para el ¨comunicastrero¨ lo valido es ¨QUIÉN le paga por lo QUÉ dice o escribe, sin aceptar que le pregunten PORQUÉ lo hace, y planteando que si nadie se preocupa CUÁNDO tiene que saldar sus deudas, entonces a nadie le importa CÓMO pudo conseguirlo¨. Ya que los ¨comunicastreros¨ tienen el dominio de las tendencias comunicacionales solo nos queda decir: que dios nos agarre confesados.
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