El agradable ambiente del acogedor estudio que levantó en su residencia auguraba un encuentro distendido, más íntimo y abierto que el que suele producirse cuando está rodeado por una batería de periodistas, camarógrafos y fotógrafos. Juan Luis Guerra, a las 10:00 de la mañana del pasado lunes, muestra un rostro descansado después de varios días en el país tras su regreso de Centroamérica donde se acaba de presentar por primera vez en Honduras. También refleja las marcas que van dejando las millas recorridas en avión, en vehículos, en los escenarios.
Su gira “AsondeGuerra” es un buen pretexto para romper el hielo: “Lo último de Centroamérica fue una agradable sorpresa. Nunca habíamos ido a Honduras, es la primera vez y fue impresionante, la gente estaba feliz. El público estaba preparado, fue un concierto muy bueno”. Esta gira está basada en las canciones de su disco más reciente, pero siempre hay espacio para los clásicos de Mudanza y acarreo, “Burbujas de amor”, y las canciones que el público quiere escuchar.
Un show espectacular
Con los años, Juan Luis ha ido adaptándose a los nuevos tiempos, investigando sobre las nuevas tendencias, sobre lo que el público quiere ver cuando un artista está en escena. Renovarse o morir en el intento parece ser su lema: “Comencé a ver los conciertos que me llamaban la atención y caí en una productora belga que trabaja maravillosamente con otros artistas. Hicimos una relación de amistad y luego comenzamos a trabajar con ellos, que tienen una tecnología de primera, personas dedicadas a la industria y estamos felices con ellos”, dice sobre el impresionante despliegue tecnológico que caracteriza su nueva gira.
Volver al ruedo, salir de tour por las arenas y los estadios de mayor convocatoria alrededor del mundo, es una dinámica que inevitablemente le aleja de su entorno, de una residencia en la que cuenta con una cancha de baloncesto a la que ya le da poco uso. Cuando se va, deja detrás cosas que --con excepción del café Santo Domingo, que se lo lleva de aquí-- recuerda con nostalgia cuando no está en el país: “Extraño mi familia, las habichuelas de Nuna (la persona que le cocina en el hogar, que prepara unas habichuelas “impresionantes”). Disfruto estar de gira, pero tenemos una ligazón que dejo en nuestro país. Salimos, pero dejo el corazón aquí”.
Se confiesa una persona con gustos gastronómicos normales, que come “arroz, habichuela y carnes de todo tipo”, nada de exquisiteces que no sea la sabrosa comida criolla. Y hacer ejercicios es un compromiso ineludible para evitar el sobrepeso. “Hay que correr cuando se puede. Troto unos 40 a 45 minutos en la mañana. Es importante, porque se ejercita el cuerpo, la voz. Es muy bueno. Si puedes hacer dieta es muy bueno pero es muy difícil [risas]”. Juan Luis mide unos 6 pies y 4 pulgadas, no muestra exceso de peso, y cuando está en el escenario baila con más energía y confianza que en sus primeros años.
El iPad, la biblia, la literatura
Su BlackBerry es más para hablar directamente que para chatear. Con Juanes, Alejandro Sanz y otros colegas que se profesan admiración mutua, habla vía mail. “No soy muy experto usando el BlackBerry ni para publicar en mi cuenta de Twitter. Debo tener mi computadora, porque es como puedo hacerlo” (risas).
Surge el tema de Juanes, se pone serio y de inmediato, como un gurú que puede predecir el futuro, pronostica que el artista colombiano está por entregar su mejor propuesta. “Juanes es un ser humano excepcional, tremenda persona, con un talento incomparable, cada vez que hablo con él, le digo que él todavía está por dar lo mejor de sí. Eso aún está por venir”. El tema del intérprete de “La camisa negra” surge a propósito del “slump” artístico que está sobrellevando.
“Yo pasé por esa situación, todos los artistas pasan por momentos difíciles, lo más importante es mantenerse, seguir adelante, trabajando, porque el mejor momento está adelante”, reflexiona Juan Luis, que habla con seguridad.
Es la firmeza que produce estar cerca de Dios. “A él se lo debo todo”, dice el laureado intérprete. “Llevo la Biblia en el iPad, eso me permite estar en contacto con Dios, que todo lo puede”. Es a quien Guerra le dedica sus mejores tiempos de paz, a Él le agradece todo lo que ha logrado como artista, como persona. Como artista, nunca pensó que alcanzaría la cumbre, que sería admirado por tantos artistas, tantas personas a nivel mundial.
“Estos 30 años de carrera los puedo definir como una bendición. Es la mejor palabra para describir todo lo que me ha pasado en la música”, comenta.
La política sí, pero no
Como ex-basquebolista, Juan Luis Guerra sufrió (como pocos) que República Dominicana no avanzara a los Juegos Olímpicos con su equipo de baloncesto. Anhela a que el próximo dominicano en la NBA sea fichado por los Boston Celtics -su equipo de siempre- o, en su defecto, irónicamente, por sus archirivales los Angeles Lakers.
Pero no solo del deporte está pendiente el intérprete de “Las avispas”, sino tambien de lo que acontece en el país en torno a la educación, la salud y la violencia. “A mi país siempre lo veo con ojos de fe. Creo que las cosas pueden mejorar y que hay que tomar resolución. En el aspecto de trabajo, hay que tomar en cuenta la salud, que puede mejorar mucho; igual que la educación. En el aspecto de la violencia hay que tomar resolución”, dijo.
Con una gira que lo mantendrá sobre los escenarios durante el resto del año y parte del 2012 (el intérprete se reserva la fecha para tocar en República Dominicana, pero no será aquí el cierre de su tour “AsondeGuerra”), Juan Luis adelanta que tiene “algunas ideas para su próximo disco”. Faltan reuniones con su disquera, que establece sus reglas contractuales para mantener una fluida relación artista-discográfica, sin inconvenientes y productiva.
“Los tiempos han cambiado, mi disquera se involucra en todo el proceso creativo de un álbum, eso es bueno porque te permite ver el negocio en su justa dimensión, porque invierten en el artista. Recibimos el apoyo para seguir avanzando”. Grabar dúos con otros artistas, también es un asunto que debe autorizar Emi, su sello discográfico.
Uno de sus asistentes, presente en el estudio, mira el reloj en señal de que el tiempo ha terminado. Ha transcurrido la media hora acordada para la entrevista (34 minutos), y Juan Luis nos invita a un café, en su acogedora terraza. Allí, continuamos hablando de manera más informal, sin las grabadoras, pero él siguió siendo el mismo, humilde y fraternal.
Merengue y bachata, en Australia
A Juan Luis le brota el entusiasmo cuando habla de la que será su primera presentación en Australia. Y no es para menos, su gira “AsondeGuerra” va funcionando viento en popa, convocando a miles de fanáticos que aún se encandilan con su música.
“Podremos llevar la bachata y el merengue por primera vez a Australia, es una fecha que está reservada para principios del año próximo, y eso me llena de orgullo, poder tocar en un escenario australiano significa que, no sólo República Dominicana, sino también América Latina, tendrá la oportunidad de representar su música, y nuestros ritmos son parte de los géneros latinos que se destacan”. Juan Luis acaba de ser nombrado como el artista latino más destacado en Australia, “una distinción que me tomó por sorpresa, pero que recibo con humildad”.
Disfruta estar de gira y producir para sus amigos
En medio de su apretada agenda de conciertos que imponen las giras, Juan Luis tiene poco tiempo para pasar en el estudio. Y es que, aunque a estas alturas disfruta las giras y tiene un equipo “muy maravilloso”, la presión es fuerte, porque le gusta estar al tanto de todo, que si se está bien el sonido, manejar los momentos de presión, aunque hay alegría si todo resulta bien.
Aún así, Juan Luis no descansa, incluso, en pleno calor de “AsondeGuerra” adelanta que comenzará a componer para otros artistas. “Esto tiene que ver con amigos que me llaman y me dicen que creen que el productor que buscan soy yo. Además es un reto, porque me sacan de mi trabajo original que es bachata y merengue, y si me sumergen al rock o al jazz me siento muy bien porque fue la música que estudié en un principio”.
Un ser humano de poco hablar, discreto, pero claro
Juan Luis Guerra es un artista discreto, no es de mucho hablar con los medios. Incluso, sus proyectos humanitarios los cubre con esa sombrilla. “Simple y llanamente, cuando realizo un trabajo benéfico se lo muestro al Señor, le digo mira lo que te estoy dando padre, eso es para ti. Cuando hago un bien social es porque Dios me lo pone en el corazón, se lo dedico a Él, la función es agradar al Señor, esa es mi prioridad”, sostiene con firmeza.
Pero no critica a los demás artistas que publicitan cada obra que hacen. “Principalmente cuando se tiene la necesidad de decir hacia dónde va ese dinero cuando se trata de una fundación. Si recibo un cheque de una compañía tengo la necesidad de decir en qué se invierte”, sostiene.
A través de su Fundación 440, el artista ayuda principalmente a niños del hospital Robert Read Cabral, en especial a quemados e hidrocefélicos, y ahora también a los envejecientes.
fuente el caribe
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