Alguien debería decirle a Amara la Negra que en su afán de llamar la atención está incurriendo en acciones bochornosas que desdicen mucho de lo que debe ser una mujer seria.
El recato es una condición inherente a toda mujer decente, y eso es algo que se negocia.
Una cosa es la sensualidad y otra la vulgaridad.
Eso de tocarse sus partes pudendas durante sus actuaciones, como pueden ver en la fotografía, no es más que un recurso grosero, grotesto y muy barato, comparable al de las mujeres que bailan en la barra en los cabarets.
Lo que no puede conseguir como artista, lo busca a toda costa tratando de despertar el morbo de la gente, a veces hasta en actuaciones en televisión, y en horarios no adecuados.
Ello no es más que parte del irrespeto y de la chabacanería que impera hoy día en el medio.
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