En su “get together” con la prensa Enrique Bunbury tuvo a bien recordar la desagradable experiencia que vivió en el 1998 cuando las autoridades prohibieron su primer concierto en República Dominnicana, por supuesta promoción de las drogas en la carátula de uno de sus discos.
Comentó Bunbury que la acción fue una censura, y que tanto él como sus músicos vivieron momentos difíciles, en razón de que se sentían temerosos, tanto él como sus músicos, con lo que se pudo haber fabulado en su contra a partir de la situación que se presentó en ese momento.
“En medio de la polémica que se originó optamos por quedarnos encerrados en el hotel todos esos días,” relató Bunbury, añadiendo que hasta cuando salían del país tenían miedo de que alguien en el aeródromo les colocara droga en el equipaje.
Cuando por fin pudo retornar en el 2004 escribió la canción “Santo Domingo si nos dejan volver”, y dijo que se ha sentido muy feliz de que se le permitiera la entrada nuevamente al país, donde esta noche estaba previsto presentar un concierto en el inicio de una gira denominada “Palosanto World Tour.
Bunbury llegó el jueves al país en un avión Boieing 737 para su uso personal, procedente de Méxijo. La aeronave tiene rotulada en un costado del fuselaje un banner que reza “Bunbury: Palosanto World Tour 2014.
Lo relatado por el artista de la situación vivida contrasta con la realidad de estos tiempos en que algunos de los desechos resultantes de la eclosión tóxica de los adefesios de la música urbana, como el tal Mayor, contaminan el ambiente con su abierta proclamación y exaltación al uso de sustancias alucinógenas que incorporan frecuentemente en sus canciones, sin que las autoridades hoy día hagan nada, para frenar tanta estulticia y despropósito.
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