-Mía. Sentía que tenía que darme un espacio para volver a escuchar mi voz interior, mi esencia. Eso se refleja en el nuevo disco: las canciones son diferentes por la producción, las letras... Creo que este es el mejor disco de mi carrera. Si me muero mañana, este disco me representa.
-No fue miedo a las críticas, estaba cansando. Ocurrió hace dos o tres años. Había estado mucho tiempo trabajando sin parar y sentí que me había metido en un engranaje del que no podía salir. Empecé a agotarme creativamente. No sabía siquiera si mi carrera iba a seguir o no, dudaba de mi capacidad para continuar. Era superextraño, una locura, una angustia. Entonces hice P.A.R.C.E. Tal vez ese disco no sea el mejor de la mi carrera pero me sirvió de purgante.
-¿Así lo superó?
-En mi caso, tuve que parar un momentico, dar unos pasos atrás, renunciar a todo y entender que a veces hay que tomarse un tiempo para descansar y preocuparse por uno mismo porque, de lo contrario, sigues y sigues hasta quebrarte. Todo eso pasó, gracias a Dios. He pasado por un lugar oscuro para llegar hoy a este momento, a este disco de luz. Ha utilizado su disco para bucear en las distintas formas de amor. En estos momentos difíciles, ¿es lo que único que nos queda que no se puede corromper, desahuciar o hipotecar? Cuando veo o leo las noticias me doy cuenta de que el amor es la energía más poderosa y hay que aprenderlo. El mundo está muy enfermo porque el hombre está enfermo. Siento que hoy la tolerancia entre los hombres es cero. Nos dividimos por todo: por la política, las religiones, las clases sociales... ¡hasta el fútbol nos divide! El amor es el canal donde uno puede conectarse con las personas sin que este tipo de diferencias tengan sentido.-Si antes era negra, ahora la tengo de todos los colores, es un arcoiris de alegrías.
-No me dolió, en absoluto, fue lo mejor que me pudo pasar porque fuimos al estudio sin ningún tipo de prejuicios. Al no conocer él mi música, no había nada que le contaminara para trabajar.
-¿Qué nota le puso? Me puso muy bien (risas). El acudió a dos shows que di en Medellín y le encantó la banda, la energía, el escenario y la puesta en escena. Después de los concierto me dijo: "Vamos a trabajar".
-Los dos. Comencé de pequeño en la música popular. Cuando cuando cumplí 13 o 14 años me volví loco por el rock y tuve un grupo de metal. Luego regresé al principio. Si elijo uno, me hace falta el otro. La pasión de lo latino es chévere. Y del rock me gusta la rabia y, sobre todo, la actitud. La mezcla es a lo que me dedico.
-Su canción 'La Luz' dice "Se fue la luz en todo el barrio, prende la vela que la fiesta no se apaga".
¿Quizá los españoles tenemos que aprender de los pueblos del Caribe a sobreponernos y a no dejarnos llevar por el pesimismo cuando las cosas vienen mal dadas?
-España es un país muy poderoso y ha pasado por fases espectaculares. Luego vivió en una burbuja que no era real. En Colombia y otros países latinoamericanos hemos vivido cosas muy difíciles y hemos aprendido que hay que salir pese a los problemas. "Prender la luz, la vela" es como decir que hay que seguir con la vida para adelante. Pero hay que salir de la burbuja, hacia la realidad, ver cómo se puede sacar provecho de las crisis, porque las crisis tienen que servir para aprender.
-No, no me arrepiento de nada. Las cosas que llegan a la vida de un ser humano llegan por una razón. La indiferencia de las instituciones y del mundo en general ante determinados problemas es muy dura, muy complicada. Hoy te sigues preguntado por qué siguen muriendo niños de hambre en el mundo si hay tanto dinero que se sigue invirtiendo, por ejemplo, en arsenales. ¿Por qué no se soluciona de una vez por todas, por qué no hay agua potable y electricidad en miles de poblados? Hay un orden mundial muy extraño que nosotros no podemos entender.
-Sí, demasiado. Lo mío no es una religión, es una fe que es muy fuerte. Creo en Dios a mi manera y creo que hay algo superior. Y que cuando tú comienzas a pensar que algo va a pasar, sea bueno o malo, termina ocurriendo. La mente es muy poderosa. Ahí es donde está la fe: en creer que tú puedes.
-Me ha regalado la certeza de saber cómo quiero vivir, qué es lo que me gusta. Tengo más claridad sobre muchos conceptos. Y me ha quitado la juventud. Aunque me siento muy joven, a veces quiero serlo aún más y tener 20 años pero más que nada por la vitalidad y ese tipo de cosas. Pero no hay nada que extrañe de cuando era un veinteañero, me siento mejor ahora, más atractivo, más inteligente y más seguro de lo que me gusta.
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