Katy Perry impactó anoche en el entretiempo del Super Bowl, no solo por su deslumbrante performance, que no escatimó en despliegue escenográfico y efectos especiales, sino también por su espectacular vestuario: cambió de look cuatro veces y todos los vestidos fueron diseñados por Jeremy Scott, un especialista en la moda estadounidense, a la cual no defraudó. Los diseños se adaptaron perfectamente a la cultura pop del país norteamericano y causaron furor en su público.
En diálogo con el sitio de moda Style.com, el modisto contó los secretos detrás del vestuario que encandiló a los fashionistas de todo el mundo.
El vestido de fuego. "Para la apertura, el tema "Roar" hice un look en llamas. Queríamos algo muy fuerte, impactante, icónico y potente". Al parecer, Katy tuvo mucho que ver en el diseño. "Ella se había sentido inspirada por unos zapatos de llamaradas de fuego que hice en el pasado, y me sugirió hacer algo como eso".
El tiempo para cambiarse. Según reveló Scott, la cantante tenía menos de 10 segundos para cambiarse. Es por eso que el primer vestido le daba la posibilidad de llevar el segundo debajo. "Era como una mamushka, necesitábamos algo que pudiera esconder algo debajo. Se sacó el primer look y reveló su vestido de beach ball para la canción 'California Girls'. Ese vestido era parte de la escena, con pelotas playeras gigantes, tiburones. Quería jugar con eso".
A tono con Missy Elliot. Para cantar junto a la diva del hip hop, Katy Perry hizo su entrada en escena con una campera de fútbol americano bordada con brillos. Claro, no podía cantar hip hop con su vestidito de chica californiana en la playa... Necesitaba algo más propio del ritmo que le tocaba cantar. "Llevaba una sudadera negra con cristales que formaban el número 49, referido al 49 Super Bowl. Ese vestuario en verdad fue un pedido mío, iban a ser solo tres vestuarios, pero yo pensé que necesitábamos uno más. Quería algo para jugar con el hip-hop. Algo deportivo y old school, así que hicimos la sudadera con los números deportivos para capturar ese look y que ella pudiera introducirse en el mundo Missy Elliot por un momento".
El cierre del show. Katy Perry puso la frutilla del postre a su show con un despliegue increíble. Subida a una estrella fugaz, voló atravesando todo el campo de juego al ritmo de "Fireworks", y coronada por un espectáculo de fuegos artificiales que caían a su alrededor. Para ello el diseño de Moschino fue perfecto: un vestido con transparencias y lleno de lentejuelas en forma de estrellas de todos los tamaños. "Algunas de las estrellas eran holográficas. Iban cortadas de mayor a menor tamaño dando un efecto potente", explicó el modisto.
Las llamas imposibles. Según contó Jeremy Scott, crear las llamas del primer look fue lo más difícil. Realizadas en cuero y pintadas con un producto en aerosol, tenían la dificultad extra de adaptarse al cuerpo de Katy, que fuera un vestido y no una escenografía móvil y que le permitiera a la cantante bailar y moverse con comodidad.
¿A la venta? Un rumor que se instaló no bien terminó el espectáculo fue que los vestidos estarían a la venta y ya había muchos candidatos a pagar fortunas por llevárselos a casa. Sin embargo, el diseñador se rió de estos dichos y aseguró que no es así. "No, no, no. Son sólo para Katy, para su increíble archivo de sus grandes momentos. Son para algunos de esos libros de historia", dijo.
Vestidos bajo prueba. "Los looks tenían que ser aprobados por NFL y NBC. No tuve que lidiar con eso, afortunadamente. Después de que tuvimos todo listo y ellos supieron lo que queríamos hacer, el manager de Katy presentó nuestras ideas para que sea aprobado el vestuario. El proceso no tuvo interrupciones". Fuente la nacion.
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