lunes, 17 de agosto de 2015

Una gran verdad!. Tanta gente que se autoacredita con títulos y atributos que no tienen ni les corresponden.Leer

Por Joseph Caceres/Arte Nacional

Los niveles en la lisonjería barata han llegado ya a un punto indignante en el ámbito artístico, debido a la tanta gente que se autoacredita con títulos y atributos que no tienen ni les corresponden.

Vivimos la época de la rimbombancia, en la que vemos como a una simple animadora de programas de televisión se le da el título de "actriz" por el simple hecho de que participó en una película, de esas que aquí se están filmando al vapor, donde talvez apare en una escena o en un papelito de extra, sin ninguna importancia ni trascendencia.

¿Actriz de qué?. Los culpables son los lisonjeros de la crónica de arte que hablan de ella como "la locutora y actriz", porque para lisonjeros, ¡búsquenlos!.

Lo mismo ocurre con cualquier musiquito de quinta categoría, al que de repente se le da la categoría de "maestro".

Y lo grande del caso es que se lo creen, y piensan que se pueden comparar a un Ramón Orlando o Papa Molina.

Es lo mismo que darle la categoría de "periodista" a un bloguero o alguien que escribe opiniones en las redes sociales.

En la televisión vemos como asumen la categoría de productores de programas, gente que no son más que "levanta cables", como de igual manera es "manager" cualquier "muchacho de mandado" en un combo, y se le confiere la categoría de "empresario artístico" cualquier "atrapa chele".

El colmo es que se anuncian como "maestros" los siniestros personajes que dan los "números de la suerte" en la televisión.

En la política anda el líder político "ñango". ¡Cualquier pelafustán es "líder" político!

Y así podemos seguir funcionado a enganchados en cada profesión, porque se ha perdido el respeto a todo.
Pero, los culpables somos nosotros mismos, los que trabajamos en los medios, que nos dejamos llevar y condicionar de gente sin méritos ni créditos que se dedica a vivir de las apariencias.
¿A que se debe?. ¡A que el medio mismo está maleado, y se ha perdido mucho el criterio y rigor profesional!.
Es cuanto...

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