Los que pensaban que Julio Iglesias no podía llenar el Palacio de los Deportes, y que debía presentar su concierto en el Teatro Nacional, deben recoger sus palabras, porque el artista le dio un verdadero ”reventón” al amplio local deportivo.
Quienes critican y no favorecen la existencia de la contraparte artística dominicana, con el argumento de que actúan como simple ”relleno” y en condiciones desfavorables, también deberían revisarse.
Villalona dejó su impronta en rol de contraparte o ”telenonero”, como le quieran llamar, y su participación alcanzó los más altos niveles de aceptación y de relieve, para confirmar una vez más el cariño que siempre le ha dispensado el público dominicano.
Cuando este artista salió al escenario con su bandera y cantando el tema Dominicano Soy, (como ya habíamos anticipado que sucedería, porque es parte de su rutina) el Palacio de los Deportes se quiso ir abajo con los estruendosos aplausos y el griterío que la gente originó al escucharle.
He visto en muchos casos que cuando hay un criollo sirviendo de contraparte a un extranjero, se mueven las fibras patrióticas del dominicano, exacerbando el sentimiento de la nacionalidad, y es algo que saben aprovechar muy bien algunos cuando están frente a público, que contrario a lo que dicen algunos ”apátridas” si respalda a los suyos. Claro está, cuando hacen las cosas bien.
Fue la de Villalona una participación de las más efervescentes de la noche, pues dada la naturaleza de la temática y el carisma del artista, era natural que le dejara la pista bien caliente al popular cantante ibérico.
Payaso, Dominicano Soy, en dos versiones, formaron parte de los 7 temas interpretados por El Mayimbe, para culminar con su clásico ”Baila en la Calle”, el merengue de rigor con el que siempre cierra sus actuaciones en conciertos y espectáculos en grande.
Porque hay dos clásicos en la rutina de Villalona. El Dominicano Soy, para empezar, y el Baila en la Calle para terminar. Siempre es así, y aunque hemos criticado que desde hace más de 30 años nos viene dando más de lo mismo, no dejo de reconocer por ello que el público se lo celebra como parte de la costumbre, mucho más cuando la oferta no es solo la suya, sino que forma parte de un paquete ”extra” del todo incluido, donde la convocatoria se hace a partir de un artista como Julio Iglesias.
Un cantante con demasiada clase, y de raíces muy profundas en el sentimiento de la gente. Con un repertorio de éxitos respetable, además de un dominio escénico que lo convierten en un show man al momento de interactuar con el público o con sus invitados.
Por ello, desde que arrancó con su Quijote, elegantemente vestido de negro como es su característica, el público se rindió dispuesto a disfrutar de cada una de las canciones de su repertorio de todos los tiempos.
Natalí, Ni Te Tengo ni Te Olvido, Hey, Que No Se rompa La Noche, integraron el arsenal con el cual el artista hizo un recorrido por el sentimiento convocando al recuerdo y a la nostalgia de gente de varias generaciones que llenó a toda capacidad el Palacio de los Deportes.
JULIO IGLESIAS CANTANDO A DUO CON VILLALONA
Momentos culminantes, inolvidables para los presentes, fue el dúo que hizo Iglesias con Fernando Villalona para la interpretación de El Quijote, en una actitud si se quiere muy generosa por parte del artista, debido a que pocos cantantes como él comparten su protagonismo, su fama y poparidad con una figura local del país donde actúan. Más aún, Julio Iglesias, considerado por los que saben como uno de los cantantes más narcisista de todos los tiempos.
Hizo también un dúo con uno de los dominicanos más ilustres de todos los tiempos, como lo es su gran amigo Oscar de la Renta, con quien volvió a cantar otra vez, pues ya lo había hecho el año pasado en el Palacio Nacional, en un concierto pro cena de navidad organizado por el Despacho de la Primera Dama.
De la Renta no solo prestigia al país en el mundo, sino que mantiene importantes campañas de ayuda a necesitados por medio de una fundación, lo cual le ha ganado un gran respeto en el público, que se lo demostró con la ovación y la puesta en pies que le tributaron.
Una noche como pocas, donde George Nader sobresalió como empresario, por la organización que le imprimió al concierto, mediante la contratación de un personal de soporte y de seguridad que cumplieron a cabalidad la meta de que todo saliera bajo los linieamientos requeridos.
Si de criticar algo se trata, pienso que el aire acondicionado no es suficiente para brindar la comodidad ambiental que requiere el Palacio de los Deportes.
Se sintió calor, pese al esfuerzo de las unidades de aire acondicionado que operan para el local.
Con las graderías y el piso abarrotado de gente, la capacidad del aire acondicionado ‘’se agachó”, lo cual es muy evidente.
De todas maneras el de Julio Iglesias, con Fernando Villalona, alcanzó anoche la categoría de concierto para la historia, para colocarse de ese modo en un sitial fuera del alcance de la mayoría de los eventos de esa naturaleza.
Quienes critican y no favorecen la existencia de la contraparte artística dominicana, con el argumento de que actúan como simple ”relleno” y en condiciones desfavorables, también deberían revisarse.
Villalona dejó su impronta en rol de contraparte o ”telenonero”, como le quieran llamar, y su participación alcanzó los más altos niveles de aceptación y de relieve, para confirmar una vez más el cariño que siempre le ha dispensado el público dominicano.
Cuando este artista salió al escenario con su bandera y cantando el tema Dominicano Soy, (como ya habíamos anticipado que sucedería, porque es parte de su rutina) el Palacio de los Deportes se quiso ir abajo con los estruendosos aplausos y el griterío que la gente originó al escucharle.
He visto en muchos casos que cuando hay un criollo sirviendo de contraparte a un extranjero, se mueven las fibras patrióticas del dominicano, exacerbando el sentimiento de la nacionalidad, y es algo que saben aprovechar muy bien algunos cuando están frente a público, que contrario a lo que dicen algunos ”apátridas” si respalda a los suyos. Claro está, cuando hacen las cosas bien.
Fue la de Villalona una participación de las más efervescentes de la noche, pues dada la naturaleza de la temática y el carisma del artista, era natural que le dejara la pista bien caliente al popular cantante ibérico.
Payaso, Dominicano Soy, en dos versiones, formaron parte de los 7 temas interpretados por El Mayimbe, para culminar con su clásico ”Baila en la Calle”, el merengue de rigor con el que siempre cierra sus actuaciones en conciertos y espectáculos en grande.
Porque hay dos clásicos en la rutina de Villalona. El Dominicano Soy, para empezar, y el Baila en la Calle para terminar. Siempre es así, y aunque hemos criticado que desde hace más de 30 años nos viene dando más de lo mismo, no dejo de reconocer por ello que el público se lo celebra como parte de la costumbre, mucho más cuando la oferta no es solo la suya, sino que forma parte de un paquete ”extra” del todo incluido, donde la convocatoria se hace a partir de un artista como Julio Iglesias.
Un cantante con demasiada clase, y de raíces muy profundas en el sentimiento de la gente. Con un repertorio de éxitos respetable, además de un dominio escénico que lo convierten en un show man al momento de interactuar con el público o con sus invitados.
Por ello, desde que arrancó con su Quijote, elegantemente vestido de negro como es su característica, el público se rindió dispuesto a disfrutar de cada una de las canciones de su repertorio de todos los tiempos.
Natalí, Ni Te Tengo ni Te Olvido, Hey, Que No Se rompa La Noche, integraron el arsenal con el cual el artista hizo un recorrido por el sentimiento convocando al recuerdo y a la nostalgia de gente de varias generaciones que llenó a toda capacidad el Palacio de los Deportes.
JULIO IGLESIAS CANTANDO A DUO CON VILLALONA
Momentos culminantes, inolvidables para los presentes, fue el dúo que hizo Iglesias con Fernando Villalona para la interpretación de El Quijote, en una actitud si se quiere muy generosa por parte del artista, debido a que pocos cantantes como él comparten su protagonismo, su fama y poparidad con una figura local del país donde actúan. Más aún, Julio Iglesias, considerado por los que saben como uno de los cantantes más narcisista de todos los tiempos.
Hizo también un dúo con uno de los dominicanos más ilustres de todos los tiempos, como lo es su gran amigo Oscar de la Renta, con quien volvió a cantar otra vez, pues ya lo había hecho el año pasado en el Palacio Nacional, en un concierto pro cena de navidad organizado por el Despacho de la Primera Dama.
De la Renta no solo prestigia al país en el mundo, sino que mantiene importantes campañas de ayuda a necesitados por medio de una fundación, lo cual le ha ganado un gran respeto en el público, que se lo demostró con la ovación y la puesta en pies que le tributaron.
Una noche como pocas, donde George Nader sobresalió como empresario, por la organización que le imprimió al concierto, mediante la contratación de un personal de soporte y de seguridad que cumplieron a cabalidad la meta de que todo saliera bajo los linieamientos requeridos.
Si de criticar algo se trata, pienso que el aire acondicionado no es suficiente para brindar la comodidad ambiental que requiere el Palacio de los Deportes.
Se sintió calor, pese al esfuerzo de las unidades de aire acondicionado que operan para el local.
Con las graderías y el piso abarrotado de gente, la capacidad del aire acondicionado ‘’se agachó”, lo cual es muy evidente.
De todas maneras el de Julio Iglesias, con Fernando Villalona, alcanzó anoche la categoría de concierto para la historia, para colocarse de ese modo en un sitial fuera del alcance de la mayoría de los eventos de esa naturaleza.
por Joseph Caceres
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