Picoteando el Espectáculo
El que fuera una gran estrella del béisbol es mucho más que el novio de la cantante: invierte en su colección de arte los beneficios obtenidos en televisión y en el sector inmobiliario.
Hasta que anunciaron su noviazgo, a principios de marzo de 2017, Rodriguez era poco conocido entre el público español. Pero el deportista es mucho más que la pareja de Jennifer Lopez. Tras triunfar en el deporte, logró dar el salto al mundo de los negocios y la televisión con un éxito poco usual entre sus compañeros de profesión.
Durante su carrera deportiva, se convirtió en el Cristiano Ronaldo del béisbol. Y no solo por ser el mejor pagado de su liga. Pasó por los grandes equipos, como los Yankees de Nueva York y los Rangers de Texas, y se hizo tan popular que logró un cariñoso mote deportivo: A-Rod. Pero su talento venía acompañado de un ego que también copaba los titulares de los medios especializados. Su temperamento en el campo de juego llenó de críticas su carrera.
A pesar de las polémicas, las cifras confirman una brillante trayectoria que no terminó precisamente en lo más alto. En 2014, reconoció haberse dopado tras su fichaje con los Yankees de Nueva York en una reunión con la Agencia para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, en sus siglas en inglés). Lo hizo bajo juramento, a cambio de inmunidad y en presencia de su abogado ante agentes federales. El objetivo principal de la investigación era el falso médico Anthony Bosch, el hombre que supuestamente le suministraba las drogas a él y a otros jugadores.
Además de sus ingresos televisivos y publicitarios (es embajador de Ralph Lauren) y sus jugosos contratos como jugador, algunos superaron los 300 millones de euros, Rodriguez ha amasado una fortuna invirtiendo en ladrillo y en una cadena de gimnasios. Aconsejado por su amigo y mentor Warren Buffett, ha construido un imperio con su compañía A-ROD Corp.
La revista Architectural Digest mostraba en 2016 la impresionante colección de arte en la que ha invertido parte del dinero ganado. En las paredes de su mansión de Florida colgaban varios Basquiat, uno de ellos, en la cocina, además de obras de Andy Warhol y Keith Haring.
Fuente El Pais / Gente
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