Estamos hablando de la Chapeadora, un personaje que tal vez ha mutado de nombre, pues vendría a ser similar a lo que antes llamaban “peladora”. Advertimos que tratar el tema no es algo peyorativo contra la mujer dominicana, pues, como dijimos en un artículo anterior, consideramos que las Chapeadoras existen desde tiempos muy remotos.
Tratando de ayudar a aquellas chicas y damas que algún día quieren alcanzar el bienestar económico que muestran algunas semejantes, sin trabajar duro, sin ser graduadas ni siquiera en profesiones bien remuneradas (aunque aquí hay pocas), sino chapeando a algún magnate, peje gordo, tutumpote, nuevo rico, etc., aquí les presentamos el Manual de la Chapeadora.
1.- Debes tener un fuerte deseo por vivir bien. Es decir, no te contentes con ver el yate en el horizonte. ¡Súbete en el!, y dile al capitán que te dé el timón.
2.- Define el objetivo a chapear. Hay empresarios, políticos, peloteros, profesionales, viejos verdes, militares.
3.- Aprende a detectar al hombre “arrancao” a 10 kilómetros de distancia. El olor a “olla” crónica pica y se extiende.
4.- Cuando conozcas al objetivo, abórdalo con esta frase. “Me gusta tu perfume”. Si él te dice: “¿Cuál perfume?”, respóndele: “Me refiero a esa rica fragancia a billetes”.
5.- No pidas dinero a cada rato. ¡Nada de eso! Exígele una tarjeta de créditos with no limits.
6.- Una Chapeadora a pie, es como el presidente de los Estados Unidos cogiendo el Metro. No le aceptes al chapeado un vehículo de más de 3 años de uso, pues él mismo terminará celándote con el mecánico.
7.- Si el tipo es un “cómeme”, un Trucutú, no importa, chapéalo, pues no hay hombres feos, sino hombres desguañangados económicamente hablando.
8.- Si el objetivo está podrido en cuartos, no seas egoísta, piensa en tu familia, métela en los beneficios colaterales y cántale a él aquel tema de Sister Sledge “We are family, I got all my sisters with me”. ¿Lo recuerdan?.
9.- Si deseas permanecer en el palomar, ten en casa el menú de los mejores restaurantes de la ciudad y haz que él te lleve almuerzos y cenas. Las Chapeadoras no cocinan, ya que el olor a ajo y cebolla aleja a los hombres.
10.- Si te regalan flores y peluches, devuélvelos diciendo: Papi, pónmelos encima de una jeepeta, que allí se ven más fabul.
11.- Si por casualidad al tipo se le acaba el dinero, di como el león Melquíades, aquel de los dibujos de Hanna Barbera: “Huyamos hacia la derecha”. Es hora de buscar otro objetivo.
12.- respeta la competencia. Si una Chapeadora delimitó su terreno, busca otra víctima.
13.- Si decides ser Chapeadora, actúa como una profesional. Hazte de tarjetas de presentación, dispón de un centro de operaciones, un PR manager (aquí Relacionista Público), asistente, mensajero y maquillista particular.
14.- Si alguien osa criticarte, recuérdale que el poeta villa altagraciano Sergio Vargas dijo textualmente “To’ el que pueda buscarse sus cuartos en esta sociedad, que se los busque”, y agregó que “el fin al final justifica los medios”.
Y por último, si en la primera visita a un restaurante él se sorprende por toda la comida fina y suculenta que pediste, si te pregunta, lanzándote una pulla: ¿Y en tu casa tus padres te dan a comer todo eso que estás pidiendo?, respóndele: No, pero mami y papi no quieren lo que tú quieres, darling. No te digo la forma vulgar en que debes responderle, según el relato, porque todavía la RAE no acepta como americanismos algunos términos vulgares, propios de nuestra forma de decir las cosas en esta divertida, colorida y única selva.
Escrito por Orlando Holguin
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