El mensaje dice lo siguiente: “presentadoras” financiadas por el narco y la corrupción las convertimos en modelos a seguir, aplaudimos y luego nos quejamos.
No es la primera vez que figuras destacadas en el periodismo le hacen ataques a muchas de estas mujeres con cuerpos esculturales, quienes exhiben apartamentos de lujos, jeepetas millonarias, ropa de marcas exclusivas y tienen los mejores espacios de televisión y radio sin justificar de donde salió esa fortuna.
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