De hecho, los investigadores afirman que la gran mayoría de los individuos que beben demasiado en realidad no son adictos, y que pueden dejar el malsano hábito con fuerza de voluntad.
Los expertos etiquetan como “gran bebedor” al hombre que se toma cinco o más copas de una sentada por lo menos una vez a la semana o quince a lo largo de ese mismo periodo de tiempo. Para las mujeres, la dosis se reduce a cuatro y ocho tragos, respectivamente. El resultado de la encuesta fue que el 29% de la población encajaba en la definición, pero que solo el 10% de ellos eran alcohólicos.
Esto son buenas noticias, porque si bien abusar del alcohol es un grave problema para la salud –causa directamente una de cada ocho muertes en Europa–, resulta más fácil de remediar que la adicción. Fuente muyinteresante.es
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