Picoteando el Espectáculo
Después de dos años fuera de los escenarios, dos años que usó para reencontrarse, para recuperar la inspiración de componer, volar con su imaginación y su corazón. Para soñar nuevos sueños, llorar y reír cantando, Pablo Alborán regresa con un álbum que promete marcar un antes y un después en su carrera.
‘Prometo’, con 15 canciones que cuentan historias, muchas de ellas su historia. En exclusiva, en una charla íntima, Alborán desnuda su corazón, su alma y nos revela por qué este disco lo hizo llorar, reír y lo realizó para él mismo.
Pregunta: ¿Cada vez que lanzas un álbum es para ti un nuevo comienzo, un nuevo renacer?
Pablo Alborán: Sí lo es, y más ahora que he podido tomarme un tiempito para poder hacer este disco con calma, es como una ilusión multiplicada por dos… Para mí este es un poquito más especial, porque trabajé un poco más, he podido jugar con estilos y sonidos diferentes y tengo mucha curiosidad por saber qué va a sentir la gente cuando lo escuche así que es como tú dices, mucha emoción por el nacimiento.
P: Cuando tienes la oportunidad de hacer un disco con tiempo, ¿es algo que te ayuda a estar en todos los detalles o a veces te juega en contra y te demoras más de la cuenta porque sabes que puedes?
PA: No lo había pensado pero puede pasar, en mi caso como siempre ha sido lo contrario, ha sido falta de tiempo y hacerlos mientras estoy de gira, de promoción, de viajes, que tampoco está mal, la música sale cuando sale y te puede pillar en cualquier momento, pero la verdad que aquí solo tenía la cabeza en mí y en el disco. El poder estar centrado en volver a recuperar un poquito la calma y estar muy concentrado, que tuviera las letras que quería que tuviera, poder leer, poder estudiar, volver a componer desde el estudio donde hice el primer álbum… Al día de hoy lo sigo escuchando, y si hay algo que quiera cambiar todavía estoy a poco tiempo.
P: ¿Con que Pablo te encontraste a la hora de grabar?
PA: Pues cuando termine la gira me di cuenta que estaba sin inspiración… y a la hora de escribir, las palabras no me eran suficientes, sentía que no había nada nuevo, no sentía que tuviera esa ansia de sentarme a componer… Era una cosa extrañísima, y todo se había vuelto un poco automático y estaba en mí, no en los demás… Sin drama ninguno, pero todo está en uno, le puede pasar a cualquiera y es verdad que si uno no está, no vive cosas nuevas para contar, si uno no lee, no escucha algo nuevo, pues es muy difícil que uno haga cosas nuevas también.
Cuando empecé a grabar fue una liberación porque realmente sentía que era el momento de hacerlo, yo echaba de menos ese estudio, echo de menos cantar en concierto, el contacto con el público, pero cuando estaba en el estudio era una libertad enorme, además Luis Reyes, que es productor con el que yo quería grabar, con un disco que tiene todo tipo de influencias: americanas, latinas, modernas, pues estaba como un niño chico en una juguetería.
P: Cuando lo escuchas y sientes que no necesita esos cambios, ¿qué sientes, qué piensas?
PA: Siento que está lo que quería que estuviera, que nos hemos vaciado, que no hemos dejado nada en el tintero, pero eso siempre cambia, sé que lo digo ahora pero a lo mejor dentro de un año haría las cosas no diferentes pero seguro cambiaría miles, lo bueno es que arranco la gira, comenzamos en febrero, y en la gira uno puede variar, puede hacer improvisaciones, de repente añadir o quitar sonidos, probar cosas modernas, no tan modernas, lo importante es que uno tenga la sensación de libertad en la creación y en la música… La música no puede estar atada a nada, yo a eso lo siento así.
P: Para ustedes los conciertos son como el alimento, la energía que necesitan… Este tiempo solo dedicado a tu disco, ¿te hizo falta, extrañaste?
AP: Ahora mismo yo necesitaba no extrañar nada, tenía necesidad de tener la cabeza donde la tengo que tener y ahora mismo la tengo donde la tengo que tener, pendiente de mí, de la promoción, trato de no agobiarme ya como:
“Dios mío, mira hace ya tres semanas salí de mi casa con esta promoción que arrancó en Chile, Argentina, Miami, Colombia.. ¿cómo va a ser esto porque los viajes, los vuelos, no he pasado más de dos días en cada país?, ¿cómo me lo voy a tomar?”… Y sin embargo, ya me queda poco para volver y ya no me quiero ir, entonces echaba de menos poder tomarme las cosas así, y intentar que el trabajo aunque sea trabajo siga siendo un placer, porque tengo todas las herramientas para que lo sea, va todo bien, tengo un equipo maravilloso, tengo amigos en el equipo, me llevo bien con ellos, y eso no todo el mundo lo puede decir.
P: ¿Qué va a encontrar el público en este disco?
PA: Va a encontrar primero en mi voz me van a encontrar mucho más suelto… Julio me ha exprimido vocalmente… Yo se lo dije: “Julio a mí me tienes que sacar todo lo que pueda hacer con la garganta, y no tengas miedo porque yo no lo tengo, ayúdame a explotar, quiero que este disco, cuando la gente lo oiga realmente, haga una catarsis, que vea que realmente hemos dejado el alma cantando”… Es un disco que he llorado, me he reído cantando, y he sido muy feliz o sea que es álbum que se transmite la felicidad cuando lo he cantado, un disco que transmite buenas vibraciones en muchas canciones y emociones que todo el mundo siente en el día a día. Yo le compongo a la vida.
P: ¿Qué canciones te hizo reír y cuál te ha hecho llorar?
PA: La canción que le da título al álbum – Prometo- es la que me hizo llorar, la que he hecho versión acústica. Una canción que del minuto uno que la compuse no pensaba si iba a ser una canción rápida o lenta, me daba igual. No quiero que suene como chulesco y egocéntrico pero creo que es un álbum realmente que lo he hecho primero para mí, me ha dado gusto hacerlo, que yo no quería parar de grabar, parar de cantar… Cantaba las canciones a cada rato y me decían: “oye, que ya lo tenemos”… Yo me encontraba tan cómodo con mis auriculares, con el micrófono, con el estudio, con Julio, parece una tontería pero no me había pasado antes, y te voy a decir, la canción que más me ha costado, quizás es una de la colaboraciones que hacemos en el disco, porque empezó siendo una canción un poco más social, habla un poco más de la calle, es un encuentro cara a cara con el político, con el poder digamos y transmitir de algún modo la desilusión, y por el otro lado el grito… Me costó por una cuestión musical no por una cuestión de letra.
P: Eres una persona muy sensible, que nos conmueve todo el tiempo, ¿cómo te sientes frente a todo lo que está pasando en el mundo, provocado por la naturaleza y por nosotros?
PA: Triste, yo creo que soy una persona que empatiza mucho con el resto del mundo, y me entristece la situación… Primero los desastres naturales que no los podemos controlar, o sí, porque obviamente el calentamiento global está allí y no hay que taparnos los oídos, ni los ojos frente a eso, porque es lo que está pasando, y quien diga que eso no tiene nada que ver pues, hay pruebas científicas de que sí tiene que ver… Por ese lado hay que mandar un mensaje de unidad y de ayuda, de solidaridad, y ya no solo por lo que se dice, sino por lo que se hace, hay que donar, ayudar de verdad, yo lo hago, lo he hecho y hay que seguir haciéndolo…
Pero lo que está sucediendo en Las Vegas o en Barcelona con el atentado de las ramblas, lo peor de todo eso es que te deja sin habla, te hace sentir impotente, yo no sé ni cómo actuar yo, no sé cómo debe actuar el gobierno, porque fíjate las armas, yo estoy en contra de ellas, completamente en contra, pero no tienes respuesta ante esa violencia, entonces es triste y ojalá alguien tuviera una varita mágica que nos dijera a todos como debiéramos actuar. Lo que sí creo es que debemos mostrar un mensaje de unidad y de manada, somos una manada debemos ayudarnos unos a otros.
P: ¿Cuál es tu mensaje para esa persona que te sigue, que te escucha, que se refugia en tu música de esperanza para sacar su miedo, para creer en que puede haber algo mejor?
PA: Pues mi mensaje es, yo tengo la suerte de poder tener una guitarra y poder desahogarme de ese modo. Me preguntaban qué pienso cuando cierras los ojos y canto, y me di cuenta que en realidad no pienso en nada, es el único momento del día en el que dejo de pensar, dejo de darle vuelta a las cosas, me desenfoco, me libero, me despojo de todo, y ojalá la gente persiga su modo de evadirse también, yo creo que cuando uno tiene una pasión le ayuda a olvidarse los problemas y la alimenta, todos estaríamos mucho mejor, y obviamente hay que perseguir nuestros sueños y aunque suene muy dicho y muy tópico, se nos ha olvidado soñar.
Después de dos años fuera de los escenarios, dos años que usó para reencontrarse, para recuperar la inspiración de componer, volar con su imaginación y su corazón. Para soñar nuevos sueños, llorar y reír cantando, Pablo Alborán regresa con un álbum que promete marcar un antes y un después en su carrera.
‘Prometo’, con 15 canciones que cuentan historias, muchas de ellas su historia. En exclusiva, en una charla íntima, Alborán desnuda su corazón, su alma y nos revela por qué este disco lo hizo llorar, reír y lo realizó para él mismo.
Pregunta: ¿Cada vez que lanzas un álbum es para ti un nuevo comienzo, un nuevo renacer?
Pablo Alborán: Sí lo es, y más ahora que he podido tomarme un tiempito para poder hacer este disco con calma, es como una ilusión multiplicada por dos… Para mí este es un poquito más especial, porque trabajé un poco más, he podido jugar con estilos y sonidos diferentes y tengo mucha curiosidad por saber qué va a sentir la gente cuando lo escuche así que es como tú dices, mucha emoción por el nacimiento.
P: Cuando tienes la oportunidad de hacer un disco con tiempo, ¿es algo que te ayuda a estar en todos los detalles o a veces te juega en contra y te demoras más de la cuenta porque sabes que puedes?
PA: No lo había pensado pero puede pasar, en mi caso como siempre ha sido lo contrario, ha sido falta de tiempo y hacerlos mientras estoy de gira, de promoción, de viajes, que tampoco está mal, la música sale cuando sale y te puede pillar en cualquier momento, pero la verdad que aquí solo tenía la cabeza en mí y en el disco. El poder estar centrado en volver a recuperar un poquito la calma y estar muy concentrado, que tuviera las letras que quería que tuviera, poder leer, poder estudiar, volver a componer desde el estudio donde hice el primer álbum… Al día de hoy lo sigo escuchando, y si hay algo que quiera cambiar todavía estoy a poco tiempo.
P: ¿Con que Pablo te encontraste a la hora de grabar?
PA: Pues cuando termine la gira me di cuenta que estaba sin inspiración… y a la hora de escribir, las palabras no me eran suficientes, sentía que no había nada nuevo, no sentía que tuviera esa ansia de sentarme a componer… Era una cosa extrañísima, y todo se había vuelto un poco automático y estaba en mí, no en los demás… Sin drama ninguno, pero todo está en uno, le puede pasar a cualquiera y es verdad que si uno no está, no vive cosas nuevas para contar, si uno no lee, no escucha algo nuevo, pues es muy difícil que uno haga cosas nuevas también.
Cuando empecé a grabar fue una liberación porque realmente sentía que era el momento de hacerlo, yo echaba de menos ese estudio, echo de menos cantar en concierto, el contacto con el público, pero cuando estaba en el estudio era una libertad enorme, además Luis Reyes, que es productor con el que yo quería grabar, con un disco que tiene todo tipo de influencias: americanas, latinas, modernas, pues estaba como un niño chico en una juguetería.
P: Cuando lo escuchas y sientes que no necesita esos cambios, ¿qué sientes, qué piensas?
PA: Siento que está lo que quería que estuviera, que nos hemos vaciado, que no hemos dejado nada en el tintero, pero eso siempre cambia, sé que lo digo ahora pero a lo mejor dentro de un año haría las cosas no diferentes pero seguro cambiaría miles, lo bueno es que arranco la gira, comenzamos en febrero, y en la gira uno puede variar, puede hacer improvisaciones, de repente añadir o quitar sonidos, probar cosas modernas, no tan modernas, lo importante es que uno tenga la sensación de libertad en la creación y en la música… La música no puede estar atada a nada, yo a eso lo siento así.
P: Para ustedes los conciertos son como el alimento, la energía que necesitan… Este tiempo solo dedicado a tu disco, ¿te hizo falta, extrañaste?
AP: Ahora mismo yo necesitaba no extrañar nada, tenía necesidad de tener la cabeza donde la tengo que tener y ahora mismo la tengo donde la tengo que tener, pendiente de mí, de la promoción, trato de no agobiarme ya como:
“Dios mío, mira hace ya tres semanas salí de mi casa con esta promoción que arrancó en Chile, Argentina, Miami, Colombia.. ¿cómo va a ser esto porque los viajes, los vuelos, no he pasado más de dos días en cada país?, ¿cómo me lo voy a tomar?”… Y sin embargo, ya me queda poco para volver y ya no me quiero ir, entonces echaba de menos poder tomarme las cosas así, y intentar que el trabajo aunque sea trabajo siga siendo un placer, porque tengo todas las herramientas para que lo sea, va todo bien, tengo un equipo maravilloso, tengo amigos en el equipo, me llevo bien con ellos, y eso no todo el mundo lo puede decir.
P: ¿Qué va a encontrar el público en este disco?
PA: Va a encontrar primero en mi voz me van a encontrar mucho más suelto… Julio me ha exprimido vocalmente… Yo se lo dije: “Julio a mí me tienes que sacar todo lo que pueda hacer con la garganta, y no tengas miedo porque yo no lo tengo, ayúdame a explotar, quiero que este disco, cuando la gente lo oiga realmente, haga una catarsis, que vea que realmente hemos dejado el alma cantando”… Es un disco que he llorado, me he reído cantando, y he sido muy feliz o sea que es álbum que se transmite la felicidad cuando lo he cantado, un disco que transmite buenas vibraciones en muchas canciones y emociones que todo el mundo siente en el día a día. Yo le compongo a la vida.
P: ¿Qué canciones te hizo reír y cuál te ha hecho llorar?
PA: La canción que le da título al álbum – Prometo- es la que me hizo llorar, la que he hecho versión acústica. Una canción que del minuto uno que la compuse no pensaba si iba a ser una canción rápida o lenta, me daba igual. No quiero que suene como chulesco y egocéntrico pero creo que es un álbum realmente que lo he hecho primero para mí, me ha dado gusto hacerlo, que yo no quería parar de grabar, parar de cantar… Cantaba las canciones a cada rato y me decían: “oye, que ya lo tenemos”… Yo me encontraba tan cómodo con mis auriculares, con el micrófono, con el estudio, con Julio, parece una tontería pero no me había pasado antes, y te voy a decir, la canción que más me ha costado, quizás es una de la colaboraciones que hacemos en el disco, porque empezó siendo una canción un poco más social, habla un poco más de la calle, es un encuentro cara a cara con el político, con el poder digamos y transmitir de algún modo la desilusión, y por el otro lado el grito… Me costó por una cuestión musical no por una cuestión de letra.
P: Eres una persona muy sensible, que nos conmueve todo el tiempo, ¿cómo te sientes frente a todo lo que está pasando en el mundo, provocado por la naturaleza y por nosotros?
PA: Triste, yo creo que soy una persona que empatiza mucho con el resto del mundo, y me entristece la situación… Primero los desastres naturales que no los podemos controlar, o sí, porque obviamente el calentamiento global está allí y no hay que taparnos los oídos, ni los ojos frente a eso, porque es lo que está pasando, y quien diga que eso no tiene nada que ver pues, hay pruebas científicas de que sí tiene que ver… Por ese lado hay que mandar un mensaje de unidad y de ayuda, de solidaridad, y ya no solo por lo que se dice, sino por lo que se hace, hay que donar, ayudar de verdad, yo lo hago, lo he hecho y hay que seguir haciéndolo…
Pero lo que está sucediendo en Las Vegas o en Barcelona con el atentado de las ramblas, lo peor de todo eso es que te deja sin habla, te hace sentir impotente, yo no sé ni cómo actuar yo, no sé cómo debe actuar el gobierno, porque fíjate las armas, yo estoy en contra de ellas, completamente en contra, pero no tienes respuesta ante esa violencia, entonces es triste y ojalá alguien tuviera una varita mágica que nos dijera a todos como debiéramos actuar. Lo que sí creo es que debemos mostrar un mensaje de unidad y de manada, somos una manada debemos ayudarnos unos a otros.
P: ¿Cuál es tu mensaje para esa persona que te sigue, que te escucha, que se refugia en tu música de esperanza para sacar su miedo, para creer en que puede haber algo mejor?
PA: Pues mi mensaje es, yo tengo la suerte de poder tener una guitarra y poder desahogarme de ese modo. Me preguntaban qué pienso cuando cierras los ojos y canto, y me di cuenta que en realidad no pienso en nada, es el único momento del día en el que dejo de pensar, dejo de darle vuelta a las cosas, me desenfoco, me libero, me despojo de todo, y ojalá la gente persiga su modo de evadirse también, yo creo que cuando uno tiene una pasión le ayuda a olvidarse los problemas y la alimenta, todos estaríamos mucho mejor, y obviamente hay que perseguir nuestros sueños y aunque suene muy dicho y muy tópico, se nos ha olvidado soñar.
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