Miles de teorías se tejen en torno a la importancia de la cienciología en la vida de los famosos hollywoodenses. Lo cierto es que, al menos en lo que respecta a Nicole Kidman , la religión de los ricos y famosos ha tenido tanta o más injerencia desde que la actriz decidió dejar aquel culto. Es que, su ex esposo, Tom Cruise no solo es uno de sus mayores defensores, sino que los dos hijos que adoptó junto a él son también practicantes y, por ejemplo, se vieron obligados a no invitar a su madre a sus casamientos, porque se la considera una “mala influencia”, según reportó el portal de La Nación.
Y si bien Kidman siempre se ha mostrado respetuosa con las decisiones y la intimidad de Bella, de 26 años, y Connor, de 24, en una reciente entrevista, la protagonista de Los otros rompió el silencio y contó cómo es su relación con ellos, pero también dónde viven y a qué se dedican los dos jóvenes. La actriz le contó a Vanity Fair que Bella se radicó en las afueras de Londres desde hace unos meses y que acaba de lanzar su propia línea de remeras, BKC (Bella Kidman Cruise). “Ella realmente se siente más inglesa”, contó Kidman, y reveló que durante la infancia de los dos chicos, la familia pasó en aquella ciudad mucho tiempo. “Vivimos allí durante las filmaciones de Ojos bien cerrados, Misión Imposible y Retrato de una dama”, indicó. En cuanto a su hijo Connor de 24 años, Kidman dijo que vive en Miami y es músico.
Algunos aseguran que el momento en el que Kidman decidió romper el silencio no fue casual: hace algunos días, varios medios aseguraron que Cruise le prohibió a su hijo invitarla a su boda porque la cienciología la considera una “persona supresiva”.
En la página oficial de la Cienciología, en su versión en español, se explica que “una Persona Supresiva (SP, del inglés Suppresive Person) es una persona que busca suprimir a otra gente a su alrededor. Una persona supresiva echará a perder o despreciará cualquier esfuerzo por ayudar a alguien y en particular atacará con violencia a todo aquello que esté destinado a hacer a los seres humanos más poderosos o más inteligentes”.
Además, la cienciología considera que “la persona supresiva procura perturbar y socavar de forma continua las actividades y grupos destinados al mejoramiento, así como esparcir malas noticias sobre ellos y denigrarlos” y aclara que “cuando tales personas están conectadas con la cienciología, por el bien de la Iglesia y de sus miembros, tales personas son designadas oficialmente personas supresivas, con el fin de que otros sepan que no se deben relacionar con ellas”.
A pesar de que son varias las voces que aseguran que esa es la calificación que cayó sobre Kidman, ella siempre se ha mostrado respetuosa en relación a la elección de sus hijos de abrazar la fe de su padre. “Soy muy discreta con respecto a ellos”, le había dicho hace un tiempo a The Who de Australia. Y agregó: “Tengo que proteger esas relaciones. Sé que renunciaría a mi vida por ellos. Son adultos y capaces de tomar sus propias decisiones. Tomaron la determinación de ser cienciólogos y, como madre, mi trabajo es amarlos”. Lo cierto es que Kidman tampoco fue invitada al casamiento de Isabella, que se celebró en Londres, en 2015.
A fines de marzo, trascendió que Isabella se convirtió oficialmente en predicadora de la iglesia de la cienciología. “Resultó que era exacto lo que yo necesitaba. Pasé por las pruebas y las correcciones, sobrellevé el proceso y finalmente comencé con mi aventura de predicar para la cuál no estaba preparada. Esto era lo que estaba buscando, la pieza perdida”, escribió la diseñadora en un mail que fue enviado a todos los miembros del culto en Londres. Kidman y su hija estuvieron durante mucho tiempo alejadas, hasta que en 2014 volvieron a encontrarse y reanudaron su relación.
Kidman actualmente está casada con el músico Keith Urban, con quien tuvo a sus dos hijas menores: Sunday de 10 años, y Faith, de 8. Junto a ellos vive en Nashville, la capital del estado de Tennessee. Con respecto a la crianza de las dos pequeñas, la actriz le confesó a Vanity Fair que sus métodos podrían ser tilados de “antipáticos”.
“No tienen teléfono celular ni perfiles de Instagram. Trato de ponerles algún límite”, afirmó. Además, contó que las dos heredaron de su padre el amor por la música: mientras Faith toca el violín, Sunday se inclinó por el piano y, además, muestra cierta inclinación por la actuación. “En realidad, he llegado a la conclusión de que no puedes hacer que los niños tomen determinado camino. Puedess presionarlos un poco, pero motivarlos es muy difícil”, aseguró. Fuente el diario ny
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