O.J. Simpson está gravemente enfermo: el ex campeón de fútbol americano, protagonista de un clamoroso caso judicial a mediados de los años 90, teme tener un tumor en el cerebro y le imploró al presidente estadounidense, Barack Obama, que lo deje salir de prisión para poder morir en su casa.
“Señor presidente, mi vida está por terminar. No me deje morir en la cárcel” , fueron las palabras de Simpson dirigidas a Obama.
Absuelto por falta de pruebas por el homicidio de su ex esposa Nicole Brown y de su amigo Ronald Goldman en 1994 en Los Angeles, O.J. Simpson está descontando una pena de 33 años en el penitenciario Lovelock Correctional Center en Lovelock, en Nevada, por robo a mano armada y secuestro de persona.
Simpson podía pedir la gracia recién dentro de cuatro años. Pero ahora, la ex estrella de fútbol americano está gravemente enfermo: no sólo a causa de la diabetes, como lo informó meses atrás el National Enquirer, sino por la sospecha de un cáncer de cerebro. La noticia de un posible tumor cayó por sorpresa incluso a su abogado defensor. “Por lo que sé su estado de salud es buena. Pasé junto a él mucho tiempo y estaba bien” , contó el letrado.
Fuentes cercanas al ex deportista dijeron que Simpson se está sometiendo a exámenes médicos secretos. “Está convencido de que no tiene mucho por vivir” , escribió el Enquirer.
Algunos síntomas que presentó Simpson llevaron a los médicos de la cárcel a sospechar sobre un posible tumor, el cual le estaría provocando algunos síntomas, ya que por momentos sufre de amnesia, tiene fuertes dolores de cabeza, estados de confusión, fases de enojo y depresión.
“El al inicio escondía los síntomas por temor a lo que se pudiera encontrar. Pero ahora está convencido que no le queda más por vivir y no quiere morir en la cárcel como un criminal común” , confió un amigo.
(El Comercio)
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