La intérprete de Hitch o Ghost Rider se ha dejado ver y oír en una rara entrevista concedida al número de mayo de la edición estadounidense de Women's Health. "Ser madre era lo que menos estaba en mi pensamiento", explica allí la actriz, de 45 años. Ahora tiene dos hijas. En septiembre de 2014 nacía la primera, Esmeralda Amada, y en abril de 2016 la segunda, Amada Lee.
Entonces, ¿qué pasó? "Pasó Ryan Gosling", ríe ella con sinceridad. "Quiero decir, enamorarme de él. Entonces para mí tuvo sentido... ya no tener hijos, sino tener sus hijos. Era algo muy concreto, con él", explica la actriz. Después de casi dos décadas dedicada al mundo del cine, llegó él, llegaron sus hijas y, con ellas, llegó un cambio de prioridades. "Sentí una falta de ambición, para ser honestos", reflexiona. "Ahora mismo siento más ambición en casa que en el trabajo".
El trabajo para ella son sus pequeñas, además de colaboraciones puntuales en el mundo de la moda (con la marca de ropa New York & Company) y de la cosmética (con la firma Circa). "Todavía es un poco peligroso dejar a las dos solas en una habitación", dice, medio en broma medio en serio, sobre las niñas, de cuatro años y medio la mayor y de tres la pequeña. En cualquier caso, el cine y todo lo que conlleva no es ahora una opción para su crianza.
Porque, para Mendes, que sus hijas crezcan en el huracán del ojo público "es claramente una preocupación". "No es solo que nosotros estemos en esta industria, sino que todo lo que implica la fama da muchísimo miedo cuando intentas criar a tus hijos", dice, suspirando y explicando durante la entrevista las distancias que le toca recorrer para buscar dónde jugar y pasar tiempo con las pequeñas lejos de los objetivos de los fotógrafos.
"En lo que quiero hacer énfasis es en que no les permito que presten atención a la ropa que me pongo. Nunca me han visto arreglándome para algo, nunca me han visto en el trabajo", reflexiona, incidiendo en que esa es la forma que ellos han escogido. "Eso está bien para quien quiera hacerlo así, pero el modo en el que yo trato de llevarlo de forma normal es no dejándolas que me vean en esas situaciones. Solo soy mamá. Y estoy más que feliz de ser mamá", dice quien hace menos de una década deseaba profundamente ser chica Almodóvar o trabajar con Amenábar.
Dicen que para criar a un niño se necesita a toda una tribu, y así lo contemplan los Gosling-Mendes. "Tenemos un grupo enorme de ayuda: la madre de Ryan y la mía, sus hermanas y las mías. Es un pueblo entero ayudándonos. Se me sale el corazón con esas mujeres que lo hacen todo solas. Vengo de una casa que llevaba básicamente una sola persona; aunque quiero a mi padre, mi madre nos crió prácticamente a los cuatro solos", explica sobre ella y sus hermanos, que se criaron de forma humilde. "No teníamos demasiadas cosas cuando crecíamos. Mi madre solía decir: 'Por poco que tengamos, los hay que tienen menos'. Me hizo apreciar todo eso desde que era pequeña".
Esa falta de concesiones a su trabajo hizo que casi se perdiera el discurso de agradecimiento que Ryan Gosling le dedicó cuando ganó el Globo de Oro por La La Land, en 2017. Cuenta en la entrevista que sus hijas solo pueden ver una cadena pública de dibujos animados y que ni siquiera estaba viendo la ceremonia, pero su hermana la llamó desde otra sala y llegó en el momento justo en el que Gosling empezó a hablar.
Ese año, había muerto el hermano de Mendes. "Perderle fue increíblemente duro", cuenta ella dos años después. Gosling les dedicó el galardón a ambos, puesto que ella se había encargado de cuidarle mientras él ejecutaba el papel más importante de su carrera. "Si ella no hubiera tomado el control de todo eso para que yo pudiera tener esta experiencia seguramente hoy habría otra persona en mi lugar. Así que cariño, gracias", dijo el actor entonces. "Fue como un sueño", rememora ella. "Pero lo mejor fue cuando pronunció el nombre de mi hermana, fue el gesto más bonito, no tenía ni idea de que Ryan iba a hacerlo".
Fuente El Pais
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