“Es un buen tipo mi viejo, que anda solo y esperando, tiene la tristeza larga de tanto venir andando…”. Emociones y lágrimas saltan al escuchar estos primeros acordes de Mi viejo, una de las canciones que identifican al intérprete puertorriqueño Danny Rivera y a su progenitor, don Ismael, ya fallecido.
La pieza es letra original del cantautor argentino Piero Benedictis, quien la grabó en 1969, pero el boricua no dudó en hacer su versión tan pronto la escuchó.
“Mi viejo: ese es mi papá; es una de las obras más lindas que ha escrito Piero, que cuando la escuché dije: yo quiero cantarle esa canción también a mi padre. Hasta el sol de hoy es la imagen de mi papá cada vez que la canto o de todos los padres que la gente ve en esa canción”, reveló Rivera en entrevista con EL VOCERO.
Este es un tema imprescindible en sus conciertos y que viene a la memoria en ocasiones especiales, como fue el caso del Día de los Padres, celebrado ayer.
“Sí, es una de las obligatorias, la gente quiere que le cantes las mismas canciones porque es el repaso de los recuerdos”, aseguró.
El intérprete aun siente la presencia de don Ismael y de su madre, Sabina Méndez.
“Oh sí, por supuesto, los seres humanos que mueren se van un rato, pero se quedan en la siquis y en el ADN de uno. Los tengo de guía porque mi comportamiento durante este proceso de vida ha sido siguiendo algunas señales que me dieron”, mencionó orgulloso de sus padres.
Además de su mamá, también fueron sus maestros en la música los grandes cantores de la montaña y entre 1967 y 1968 comienza una nueva ruta al cantar con la Orquesta de Cesar Concepción.
“Estuve un año con César Concepción cantando todo tipo de música, pero obviamente la plena. Con él se cantaba en inglés, francés, italiano las canciones que venían de Europa porque uno cantaba en el Salón de oro del hotel Flamboyán. Tenías que aprenderte todo, sino no podías cantar porque era un ballroom”, recordó de aquella época.
Recientemente, entró al estudio junto al maestro trompetista Humberto Ramírez para grabar una producción discográfica en homenaje a Concepción, con el aval del hijo de este.
“Es un disco desde el alumno al maestro. Es una producción de ambos, un homenaje a César para recordar esos tiempos cantando con su orquesta. Y con algunas cosas novedosas dentro del concepto de Concepción”, anticipó.
En el álbum, proyectado para develarlo entre septiembre y octubre, revivirá esa época pero no desde la variedad de dicha banda, sino la plena.
“César se inventó llevar la plena nuestra al gran salón, vestirla de la gran orquesta y eso es lo que vamos hacer, quizás habrá algunos cambios pero no muchos”, agregó previo a indicar lo acompañará una voz femenina para darle ese toque que no tenía la agrupación de Concepción.
Al concluir sus funciones en la mencionada orquesta, empezó su travesía por Estados Unidos, Europa, Centro y Sudamérica.
“Fue un proceso en que comencé a conocerme a mí mismo porque me dio la oportunidad de brincar a Europa y empezar a grabar y entrar a las discografías en grande. Me enfrentaba a otros públicos y otra manera de cantar, fue una universidad”, reconoció la voz de Amar o morir.
Así fue como a principios de la década del 70, se radicó año y medio en España, grabando varios discos, trabajando, aprendiendo y tomando clases de canto.
“Esto me dio oportunidad de conocer el Viejo Mundo, que lo conocía a través de fotos y discos que escuchaba de todos los grandes maestros de la música española. Me abrió los ojos a una nueva vida musical, a una nueva era de cantar y poner lo que yo quería hacer en el escenario. Viví muchos espectáculos, así que esa fue una iluminación para el artista nuevo y empecé a aprender más”, destacó.
Enfrentó el rechazo
Al retornar a Puerto Rico, fue cuestionado por haberse ido cuando su música se escuchaba bastante.
“Cuando llegué algunos me vieron con mi arete y afro y se extrañaban mucho. Lo veían peculiar y era atractivo, pero también me rechazaban mucho por eso. Me dijeron: ‘qué bueno, regresaste pero porqué dejaste todo esto y te fuiste’. Uno tiene que irse, no puede quedarse aquí todo el tiempo porque sino no pasa nada. Así que también fue otra experiencia regresar al País, de donde realmente nunca me he ido porque uno se va, pero el país se queda con uno”, recalcó con orgullo.
El también padre de Soldanela, Sabina, Daniel y Ariana, explicó en qué consistió el rechazo.
“Más que nada porque de una forma u otra cuando salí, como artista no quise dividir el arte del ser humano, que opinaba si me preguntaban. Eso se despertó en mí cuando empecé a viajar a Estados Unidos de joven, que veía los contrastes y me preguntaba por qué. Después esos porqué los fui agudizando y encontrando respuestas cuando comencé a viajar por Latinoamérica”, precisó.
A esto agregó “no era común que a un artista le preguntaran y hablara de política u opinara sobre tal problema social. Eso era un poco anatema, decían: ‘ustedes los artistas no deben hablar de eso’; yo nunca estuve de acuerdo con eso”, recalcó.
No es que no fuese un artista típico en ese sentido, sino que “realmente siempre quise ser yo mismo, independientemente de mi profesión. El arte, al contrario, me dio la oportunidad de saber quién soy y cuál es el entorno en que me desarrollo como ciudadano”.
Opinar sobre acontecimientos en la Isla y la política, perjudicó su carrera.
“Sí afectó, pero uno sigue adelante, no era como para sentarme a llorar en una esquina y decir que todo está perdido. Hasta el sol de hoy ha sido así”, recalcó la voz de Qué será de ti.
También en los años 70 se debutó en el prestigioso escenario del Carnegie Hall, en Nueva York. Repitiendo en las década del 80, 90 y 2000.
“Cuando me vi la primera vez no lo creía, tuve que ir una segunda para decir: estuve aquí. Ya después de ahí dije: que bueno, la vida me dio esta oportunidad de estar en una sala universal, donde han estado todos los grandes cantantes del mundo. Entonces sentí una gran responsabilidad, como: toma tu toga, estás graduado, aquí has llenado este lugar, a la gente le ha gustado y quiere decir que tienes mucho que recorrer”, mencionó.
Esa sala sigue marcándolo “totalmente” y desearía volver a pisarla. Pues hace década y media de su pasada presentación allí, junto al pianista Michel Camilo y Marco Antonio Muñiz, acontecimiento del cual recuerda “fue una noche mágica. Si tuviese que trabajar en un teatro no trabajaría en más ninguno, solo ahí”.
Tres momentos definitorios de su carrera son: “el presente, que es el más importante; cuando me quemaron los discos, eso fue bien impactante; y cuando falleció mi padre”.
La quema de discos aconteció en los años 90 cuando individuos erróneamente pensaron que Rivera estaba a favor de la venta de la Puerto Rico Telephone Company.
“Fue al mismo tiempo bueno que pasara porque cuando te queman cosas hay purificación luego; me hicieron un gran favor”, aseveró, previo a reconocer haber renacido con ese suceso “igual que cuando estuve preso. Son dos momentos que cuando suceden son difíciles, pero cuando estás dentro comprendes y dices: acepto y se convierten en iluminación y el fuego fue eso para mí”.
El artista hizo referencia al tiempo que realizó desobediencia civil por la salida de la Marina de Guerra de los Estados Unidos de Vieques y fue arrestado.
La libertad que encontró en la cárcel
“(Estar preso) era enfrentarse al miedo, que es terrible y a la claustrofobia. Cuando lo dominas te das cuenta y empiezas a trabajar con eso y de momento te sientes poderoso. Esa es la sensación bonita de esto, sientes que tienes poder y dices: yo tengo mucho más que un cuerpo, soy algo más”, aseveró.
Su mayor legado como artista y ciudadano es sin duda alguna “que hice lo que quise siempre, busqué la manera de ser yo mismo. Hice lo que pude cometiendo errores y triunfando, pero he sido yo”.
El artista también reflexionó sobre la realidad del Puerto Rico de hoy.
“Hemos perdido el conócete a tí mismo, el País, la sociedad puertorriqueña está en huida. Desafortunadamente, no sabe hacia dónde quiere ir, aparentemente cree que sí, pero parece que no, parece que estamos perdiendo el centro de lo que somos esencialmente de una manera aceleradísima”, profirió sobre la situación que asegura se resolvería, “enfrentándose a la verdad y aceptándose”.
El artista develará próximamente el disco Himnos de alabanza, que grabó como promesa a su madre.
Fuente Yomaris Rodriguez-El Vocero
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