martes, 10 de septiembre de 2019

Wilfrido Vargas dice Camilo Sesto y Sandy Reyes; mis dos artistas favoritos. ¿Desde qué perspectiva se escoge un “favorito”? Leer.

Picoteando el Espectáculo
No digo que no tenga claridad de quiénes son esos personajes capaces de hacerme palpitar con admiración el pecho y me hacen estremecer con su conjuro sensible. Se trata más bien de la apertura que reviste esa pregunta: un debate ancestral; una precisión semántica que no logra del todo precisarse en lo que respecta al significado de “tener un favorito”.

Podríamos creer que escoger un artista para rendirle un espacio especial de admiración, va ligado con elementos mesurables: capacidades técnicas excepcionales, obras creadas o cualquier otra variable imaginable. Este tipo de razonamiento es posible porque hay cosas que, en efecto, podemos medir. Por ejemplo el alcance o altura tonal, como es el caso de Rubby Pérez, que nació así, yo le llamaría el “aparato vocal”. Nació así, hasta el punto de tener el sobre nombre de “La voz más alta del merengue”. ¿Y cómo se mide esto?

Por ejemplo el “pitch” o altura tonal de un sonido, se puede medir en hercios: mientras más grave la nota, menor valor en hercios y viceversa.

Sin embargo, el arte no es ciencia, no digo que está ajeno a su alcance, pero no es reductible por la misma.

Entonces, ¿Cuál es el punto de este debate? ¿Desde qué perspectiva se escoge un “favorito”?

Hay varias afirmaciones al respecto: existen tantas posibilidades como personas y todas son igualmente válidas.

Cuando me dicen, “Oye Wilfrido, ¿Cuales son tus artistas favoritos?” Se prenden muchas luces a distintos colores; pero hoy quiero ser puntual y hablar de dos esferas de luz que me han significado constelaciones de admiración desde que los conocí. Son astros, en el completo sentido de la palabra, y el primero del que hablaré será Camilo Sesto.

Decía anteriormente que hay elementos medibles en el arte y el hecho que no constituyan su totalidad, no quiere decir que no sean sumamente apreciables e importantes. En el caso de Camilo Sesto, es uno de los cantantes más grandes y dueño de una caja de herramientas sonoras con un tamaño y fuerza descomunal.

Camilo era un maestro en el uso de la fuerza, no solo en su potencia máxima, sino en toda la paleta de matices que dibujaba danzando en la canción con sus cuerdas vocales. Su interpretación estaba directamente conectada a su manejo técnico y a su corazón. Cada palabra que cantaba suavemente se cargaba de sentido así como las explosiones y notas fuertes eran un contraste expresivo que te hacía hervir la sangre.

En el océano de posibilidades, Camilo se ganó mi admiración porque comandaba la marea con total certeza técnica, como si tuviera la brújula y el mapa de todo su instrumento. Un registro grave le resultaba tan auténtico y hermoso como una nota sumamente aguda; y como si la amplitud y dominio de su registro no fueran suficiente motivo para admirarlo, tenía la capacidad de ser como el mar; podía ser tempestuoso, cargado de fuerza, imponente, voluminoso, presente; así como sutil y ligero como el mar en calma después de la tormenta o la lluvia, casi como un susurro sin intermediarios entre su alma y la de quien lo escuchaba.

Era un maestro en los puntos cardinales; en la fuerza y la delicadeza; en lo agudo y lo grave; escucharlo cantar era navegar de su mano por las rutas sorprendentes que quisiera dictar.

Hoy desperté con la tristísima noticia de su partida y debo decir que será siempre una estrella capaz de guiar la más oscura noche, su brillo es eterno como un faro indeleble en la historia de la humanidad, en las almas que lo hemos escuchado, que lo escuchamos y escucharemos. Hoy mi más sentido homenaje al que de ser astro en vida, nos ilumina desde lo eterno y vive eternamente en una voz legendaria.

Y como de admiración se trata, quisiera pasar al segundo astro del que quiero hablar. Se trata de Sandy Reyes.

Si de primera mano, por nombre, el lector no identifica quien es Sandy Reyes, tendrá que creerle a este servidor cuando le diga que no solo es un cantante excepcional, fuera de serie, sublime, sino que es, además, uno de mis artistas favoritos.

La voz de Sandy es como su nombre mismo lo indica en inglés, es arenosa, tiene textura, sutileza, tiene la sal del mar en cada poro latiendo en un registro medio amplio coloreado con dulzura. Si el mar tuviera voz sería como la de Sandy y la marea sería inevitable para cualquiera que lo escuche. Eso me pasó a mí, caí a la deriva de su voz cuando lo escuché en el Hotel Comodoro y tuve que llamarlo a la tripulación de Wilfrido Vargas para que nutriera con su talento nuestro viaje.

Ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, quien lo ha visto cantar presencialmente sabe de lo que hablo y para quienes no, tengo un último detalle que quisiera resaltar respecto a la voz de Reyes: No solo se trata de una ejecución hermosa, mesurada de su instrumento. La metafísica que hay detrás de su sonido va ligada a la historia de Sandy, un tipo que incluso antes de cantar ya tenía voz propia para tomar sus decisiones. Un hombre que solo ha sabido de autenticidad en su vida, que ha escogido sus propios errores y aciertos pero que nunca dejó que escogieran por él. También es un astro en el acto mismo de existir, cantar era una prolongación de lo que es en su esencia.

Con sus facultades natas, desde su interior puede hacer perceptible eso que eriza la piel desde el momento que se produce y lo saca de una forma tal que le pone los pelos de punta a todo el que lo escucha.

Sandy tiene el poder de lograr una conexión directa de paz y sosiego con el alma. Cosa que no es medible con ninguna métrica que existe porque el arte no se mide, nace.

A éste astro que está pasando por un eclipse de salud en la ciudad de New York, quisiera enviarle con mi toda fuerza y afecto un deseo profundo de pronta recuperación y a quien lee este artículo le pido que lo escuche, mientras lo deja bañar sus oídos en obras como “El pájaro Showí”, “Solina, Solina” ó “La pringamosa”, para citar solo tres ejemplos entre muchos posibles, y a su vez en ese deleite desee como acto de consciencia que el gran Sandy Reyes esté de nuevo gozando de una rozagante salud y disfrutando cerca de sus seres queridos. Fuente diario libre

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wilfrido como que quiere quitarle el puesto a Kaki Vargas. Cada vez que muere alguien sale a decir que era mi favorito