La actriz Ashley Judd no podía dar crédito a lo que le estaba sucediendo durante uno de sus viajes recientes, cuando recibió un trato que ella califica directamente de “sexista” en el control de seguridad del aeropuerto. Su indignación fue tal que decidió realizar su primera emisión en directo vía Facebook para denunciar la situación y aclarar que, no por habitual, resulta aceptable el tipo de comportamiento que ella describe en el vídeo.
“Este es el tipo de situaciones que ocurren a diario y que, para mí, encajan dentro de lo que se conoce como sexismo cotidiano. Es muy fácil ignorarlas y no decir nada, especialmente cuando para la otra persona es muy sencillo recular y defenderse diciendo: ‘Solo estaba siendo educado’. Estaba pasando el control de seguridad y un hombre me dijo: ‘Hola, corazón’ y automáticamente le respondí: ‘Yo no soy nada de eso para ti, soy tu cliente’. De esa forma ya estaba estableciendo unos límites”, relata la intérprete en la grabación. A partir de ese momento, la situación degeneró hasta convertirse en uno de los momentos más surrealistas a los que se ha enfrentado en mucho tiempo y que consiguió enfurecerla profundamente.
“Cuando empecé a colocar mis cosas [en el escáner], me dijo que llevaba un vestido bonito”, explicó con cara de perplejidad mirando a la cámara. “No le oí hacer ningún comentario sobre el atuendo del resto de personas que estaban esperando y eso que me encontraba en uno de los aeropuertos más concurridos del mundo. Estaba rodeada de muchas, muchas personas vestidas de formas muy diferentes”, apuntó para ofrecer algo de contexto.
La gota que colmó el vaso para la artista fue que, a pesar de que ella le hiciera saber de manera educada que le estaba haciendo sentir incómoda, el empleado siguió utilizando el mismo lenguaje inapropiado e incluso se atrevió a tocarla.
“Estaba hablando con una de sus compañeras y ella me preguntó si llevaba tacones, y a que no adivináis qué pasó después. Él me tocó. No le vi tocando a ningún otro de los allí presentes. Me di la vuelta y le dije que eso había sido completamente innecesario. Pero llegados a ese punto, me hervía la sangre. Es imposible establecer ciertos límites cuando la otra persona no hace más que saltárselos. Y para terminar, me dijo por última vez: ‘Que tengas un buen día, corazón'”, continuó sin poder continuar ya una sonrisa, optando por reír en lugar de llorar.
En respuesta, Ashley decidió elevar una queja a uno de los mánagers del aeropuerto, quien le pidió disculpas y le aseguró que todos los trabajadores de las instalaciones recibían cursos preparatorios en los que se les instruía para que se refirieran a todos los viajeros como “señor” y “señora”, prometiéndole además que mantendría una conversación con el empleado en cuestión.
“Me dio unos cupones de descuento para cafés”, concluye Ashley ya carcajeándose para poner el broche a su relato.
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