miércoles, 20 de noviembre de 2019

Piconfesiones!. La verdad sobre los comienzos de Isabel Pantoja: traiciones y engaños a su verdadero descubridor.

Picoteando el Espectáculo 
De estas noticias que sacuden a toda la familia. Según la revista Pronto, los comienzos de Isabel Pantoja no fueron tan idílicos como se nos han hecho pensar, sino que estuvieron llenos de traiciones, engaños, manipulaciones y contratos no cumplidos que ahora salen a la luz en boca del hijo de su descubridor.

Quien habla es Miguel Ángel Aller, hijo de Miguel Aller, y por cuyas declaraciones tilda el citado medio de ''vergonzosos'' los inicios de la tonadillera. Miguel Ángel asegura no querer el dinero que le deben a su padre: solo que se sepa la verdad.

Su padre fue quien vio el potencial de aquella chiquilla hace más de cincuenta años y quien le ofreció grabar sus primeras mil copias cuando tenía 14 años con su sello discográfico, Fonal, en Mallorca. Sin embargo, incumpliendo su contrato, sigue Aller, se largó toda la familia de la isla con 5.000 pesetas en el bolsillo.

El contrato, que aún guarda (y está firmado por Juan Pantoja), les unía a la discográfica por cinco años, y aunque un abogado amigo de Aller le recomendó que les denunciara, este no lo hizo por pena, dado que sabía que la familia Pantoja vivía con lo que le daban sus actuaciones en diferentes tablaos flamencos.

Aunque Miguel Aller falleció hace tres años, a su hijo le sigue dando pena que, cuando habla de sus comienzos, la tonadillera solo diga ''mentiras'' y aún a día de hoy obvie a quien fue su descubridor y una persona indispensable para que hoy sea quien es, sintiendo vilipendiado el nombre de su padre y mancillada su labor.

Con muchos detalles, Miguel Ángel, de 63 años, relata cómo, aunque Maribel, como él la llama, debutó a los siete años y así ella lo dice, luego no cuenta que fue su padre quien asistió con su madre un día de 1970 al tablao Los Rombos, en Palma, y se quedó impresionado de aquella chica que cantaba entre pausas.

La condición que puso el padre de la artista para grabar el disco de su hija era que él también grabara otro. Y así se hizo. El disco se llama Tablao Flamenco, la mayoría eran versiones de Rocío Jurado, aunque una de las canciones era una rumba que Miguel Aller le compuso expresamente a Isabel Pantoja.

Se sacaron mil copias y, para aquellos tiempos, 5.000 pesetas en concepto de derechos de autor fue muchísimo. Los problemas vinieron cuando llegó el momento de la promoción: asegura Aller que su padre tenía buenos contactos y que desde la radio querían que Isabel Pantoja actuara, pero de la noche a la mañana ''se marcharon del hotel y se subieron a un barco sin decir nada''.

''Mi padre se sintió engañado y traicionado'', asegura Aller, que recuerda que recientemente escuchó decir a la cantante en Idol Kids que ella se preparó tres años antes de sacar su primer disco con los maestros Juan Solano y Rafael del Castillo cuando él tiene la prueba de que no fue así.

Además recuerda que su padre no emprendió acciones legales contra ellos porque eran unos ''desgraciados'' sin dinero de los que no se fiaban ni los del propio tablao, que les requisaba los trajes tras cada actuación. Ya entonces ''tenían muchas deudas'', recuerda Aller, ''quizá por eso se fueron sin decir nada''.

Miguel Ángel rememora que a su padre le empezaron a llamar El Pantojo porque se hizo muy conocido en la isla, pero otros se adjudicaron su descubrimiento cuando empezó a despuntar tras la muerte de Paquirri y la publicación de Marinero de luces, con las canciones compuestas por José Luis Perales.

Su padre se puso en contacto con ella en varias ocasiones y ''siempre dio la callada por respuesta''. No es una historia nueva, defiende, pues asegura que hace unos años Espejo Público y Sálvame se hicieron eco, aunque admite que ahora, con el contrato que tiene la tonadillera con Mediaset, no les interese a estos últimos sacarlo a la luz otra vez.


No teme las represalias legales porque, alza la voz, qué va a demandar si él tiene los contratos y lo puede demostrar, amén de que no tiene ánimo de revancha, solo que se reconozca a su padre como su descubridor. Los 1.000 discos, termina diciendo, acabaron en rastros y mercadillos, aunque ahora son de coleccionista y uno se vendió recientemente en eBay por 300 euros.

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