Por Máximo Jiménez
Jerry Vargas no la ha tenido fácil desde aquellos gloriosos años 80 en que su música fue de gran atractivo en el público. Hoy, vive días muy difíciles, a partir de un accidente en el cual por poco pierde la vida.
El merenguero sobrevivió a un aparatoso accidente ocurrido el pasado jueves en la tarde, mientras se trasladaba en una motocicleta por la avenida Las Américas, próximo a la entrada del sector Brisas del Este. Todo, según contó ayer a El Caribe su sobrina Jamairy Batista Vargas, por culpa de otro motorista que se trasladaba “a una gran velocidad y le embistió por atrás”.
El intérprete de “Ojos mexicanos” -uno de sus merengues más conocidos- en medio de la desgracia, tuvo la suerte de que el accidente ocurrió en las cercanías de su residencia, y de inmediato fue socorrido por amigos y vecinos, quienes le trasladaron al hospital Darío Contreras. “Jerry sufrió golpes graves en la cabeza y tuvo que ser suturado tanto por fuera como por dentro, y gracias a Dios ha ido recuperándose en mi casa”, relató Batista Vargas en conversación telefónica con este redactor. “Él tiene golpes por todo el cuerpo, pero fue en la cabeza que el accidente más le afectó”.
La sobrina del cantante, que ya está prácticamente retirado de los escenarios, explicó que los médicos tuvieron que coserle en varias partes de la cabeza, en la boca y en otras partes que todavía le mantienen en cama.
“Por suerte que la dirección del hospital Darío Contreras inmediatamente lo llevaron al lugar, le atendieron y mi tío recibió un cuidado efectivo y profesional por parte de los doctores del centro médico. Estamos muy agradecidos por esas atenciones”, señaló la sobrina del merenguero.
“Jerry todavía tiene problemas para recordar muchas cosas, ya que tiene el cerebro inflamado, según nos explicaron los doctores”, dijo Batista. “Los médicos nos dicen que eso es normal, pero que con el tiempo, él podrá recuperarse totalmente”, agregó.
Desde el hospital, al otro día del accidente, Vargas fue trasladado al sector de Pantoja, hasta la casa de su hermana Sonia Vargas.
“Estamos felices con el nivel de mejoría que él ha tenido, ya se ríe, habla, y hasta canta”, dijo con alegría la sobrina del merenguero.
Pocos minutos después de haber terminado la conversación, Jamairy Batista llamó nuevamente a esta redacción, para que “escuches a mi tío tocando el piano. ¿Lo escuchas?”, preguntó con entusiasmo. Al otro lado del teléfono, se escuchaban las notas de “Ojitos mexicanos”.
por JUNIOR SAINT HILAIRE
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