viernes, 22 de mayo de 2020

Carlos Vives regresa a la exploración musical con "Cumbiana". Un trabajo de tres volúmenes, cuya primera entrega salió hoy, viernes, al mercado.

Picoteando el Espectáculo
En la década del noventa cuando el pop rock era el género musical por excelencia, el cantautor colombiano Carlos Vives sorprendió con un disco de vallenatos, que antes de salir, ya lo daban por perdido.

En contra de todas las advertencias Vives optó por lanzar, “Clásicos de la provincia”, un álbum donde rindió homenaje al folclor de su tierra, haciendo versiones nuevas de vallenatos clásicos, incluyendo el éxito “Gota fría”. La producción discográfica no solo rompió récords de venta en Colombia, sino que le abrió las puertas del mercado internacional al cantautor, quien logró con este trabajo desarrollar una identidad musical propia.

Dos décadas después de ese lanzamiento, Carlos Vives vuelve a experimentar con los sonidos de su tierra, esta vez con “Cumbiana”, un trabajo de tres volúmenes, cuya primera entrega salió hoy, viernes, al mercado. Se trata de un ambicioso proyecto donde el artista -a través de la creación de un mundo ficticio- realiza una amplia exploración sonora de los orígenes de la cumbia, haciendo un recorrido por la historia de este ritmo. Este álbum es un homenaje a los “pueblos olvidados”, como le llama el artista a esa región de la Ciénaga Grande de Santa Marta, ubicada al norte de Colombia, donde existe una rica tradición indígena que reconoce con este trabajo.

“Tiene mucho que ver con lo aprendido en todo este camino de cantar mis vallenatos y entender que, el sonido de las cumbias y esa música colombiana que hemos trabajado todos estos años para inventarnos nuevas canciones, tiene como base una cultura muy ancestral que vivió sobre el agua, una cultura anfibia (indígena) que viene mucho antes de la llegada de los españoles”, explicó en entrevista por vídeo llamada desde Bogotá, donde se encuentra pasando este periodo de cuarentena por el coronavirus.

“Pensamos que todo lo alegre y todo lo bonito y poderoso de nuestra música venía de Europa o África, musicalmente hablando, pero muchas de las percusiones importantes y de ese sentimiento de mucha alegría y de mucha espiritualidad que tiene nuestra música la heredamos de una cultura americana nativa”, agregó Vives, toda vez que observó que muchas de las aportaciones culturales de los pueblos originarios de América han sido olvidadas e invisibilizadas por lo que desea exaltarlas con este disco.

“Quiero demostrar que con esa herencia muy antigua hacemos cosas nuevas y cosas muy modernas y que gran parte de la alegría de nuestra música se la debemos a esos pueblos”, enfatizó. Este trabajo, además, le sirve al artista para reconocer al vallenato como hijo de la cumbia, enlazando dos ritmos que se han conectado por agua y tierra.

Carlos Vives estableció que, aunque este proyecto se adentra en una exploración sonora de la cumbia, los temas que compuso siguen siendo “canciones para competir con la industria”, creando un sonido contemporáneo donde fusiona elementos de este ritmo con influencias electrónicas y hasta con géneros como la salsa y el reguetón.

Eso se percibe en el primer volumen de “Cumbiana”, donde el artista contó con diversos colaboradores amigos, como lo son el español Alejandro Sanz -con quien lanzó el sencillo “For Sale”-, el panameño Rubén Blades, el jamaiquino Ziggy Marley, el cantautor de la Isla de la Providencia, Elkin Robinson, y la joven canadiense de ascendencia colombiana Jessie Reyez, a quienes invitó a participar del disco por los afectos, pero sobre todo porque “quieren y entienden lo que uno hace”.

El artista dijo que estas son solo algunas de varias colaboraciones con las que contó en este proyecto, que viene acompañado de un pequeño documental titulado “El mundo perdido de Cumbiana”. El mismo estrenará este domingo, a las 2:00 p.m., por la cadena Telemundo. En este trabajo, Vives indaga en el origen de la cumbia a través de entrevistas, conversaciones y colaboraciones, toda vez que muestra la majestuosidad del ecosistema del Río Magdalena y sus Ciénagas, y expondrá los desafíos ambientales que enfrenta la región. Aunque este trabajo visual lo grabó semanas antes de decretarse una cuarentena en Colombia, pudo capturar ese “mundo perdido”, logrando no solo imaginarlo sino mostrarlo al mundo.

“Alcanzamos a hacer fotos, entrevistas, alcanzamos a recorrer el territorio para poder mostrarlo y entender de qué mundo estoy hablando y por qué es un mudo perdido. No es solamente tratar de imaginarlo antes, sino mostrarlo hoy en día y cómo esa cultura (ancestral) se quedó en la sangre de nuestro mestizaje, de nuestra gente, de nuestros pescadores y entender entonces por qué son culturas que están sobre el agua. Pensamos que son gente pobre que no tienen donde vivir, que la violencia les dio muy duro, pero con el tiempo vas descubriendo que son la última huella de esa cultura que vivió sobre el agua en un lugar completamente fascinante”, indicó sobre lo que retrata en el documental.

Carlos Vives admitió que desconoce qué pasará con este nuevo proyecto debido al coronavirus, pero está seguro, que logrará conectar con su público de la forma que sea. No descartó incluso una presentación virtual desde esos territorios del norte colombiano, donde le gustaría implementar un “festival anfibio” para atraer la atención sobre una zona de gran biodiversidad que “necesitamos mejorar”.

“La violencia política se ensañó ahí, en todos esos territorios. La guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico; no ha tenido descanso ese lugar y esa es la tierra de una belleza de gente, de expresionesculturales… De allá son los vallenatos, las cumbias, es donde se inspiró Gabriel García Márquez y sigue siendo una tierra del olvido para nosotros”, concluyó sobre una de las metas que desea con este nuevo mundo musical que ha creado para seguir conectando su cultura con el resto del planeta. Fuente el nuevo dia


1 comentario:

Anónimo dijo...

Pura basura, como lo es el último porquería de El Torito, creo que se intitula "Yo se", pura basura, que le debiera dar vergüenza.