Por Ramón Almanzar
Picoteando el Espectáculo
Su sueño era ser cantante, pero las llamadas telefónicas que hacía como un desconocido a un programa radial cambiaron el curso de la vida de Elvis Manuel de Jesús, mejor conocido como ‘El Nagüero’.
Su humor repentista le dio su pase de entrada a los medios de comunicación (de la mano de su colega Manolo Ozuna). En poco tiempo salió de la pobreza económica y recompensó su lado espiritual al poner en práctica la solidaridad humana: desde hace más de dos meses se convirtió en ángel salvador para cientos de familias dominicanas que sufren por falta de alimentos, medicinas o viviendas en medio del coronavirus.
No hay un solo día, desde que la Covid-19 comenzó a golpear a la población necesitada, en el que “El Naguero” no lleve ayuda a alguna familia en la Capital o en cualquier pueblo del país.
Picoteando el Espectáculo
Su sueño era ser cantante, pero las llamadas telefónicas que hacía como un desconocido a un programa radial cambiaron el curso de la vida de Elvis Manuel de Jesús, mejor conocido como ‘El Nagüero’.
Su humor repentista le dio su pase de entrada a los medios de comunicación (de la mano de su colega Manolo Ozuna). En poco tiempo salió de la pobreza económica y recompensó su lado espiritual al poner en práctica la solidaridad humana: desde hace más de dos meses se convirtió en ángel salvador para cientos de familias dominicanas que sufren por falta de alimentos, medicinas o viviendas en medio del coronavirus.
No hay un solo día, desde que la Covid-19 comenzó a golpear a la población necesitada, en el que “El Naguero” no lleve ayuda a alguna familia en la Capital o en cualquier pueblo del país.
“"La gente tiene la percepción de que el humorista solo es para hacer reír, pero uno tiene que enseñar su lado humano, su lado social y más en situaciones como estas del coronavirus".”
Su prioridad es conseguir alimentos, pero la falta de viviendas dignas ha hecho que también se involucre en la construcción de casas.
Uno de sus casos más populares es el de la pareja de dos adultos mayores que viven en Jacagua, Santiago.
“Me enviaron un vídeo de ellos y cuando fui a llevarle alimentos vimos la condiciones de la casita y junto con otras personas que han colaborado nos propusimos construirle una casita nueva, con todo lo que ellos necesitan”, relata a LISTÍN DIARIO.
Otras gestiones de reconstrucciones de casas están en proceso en algunos pueblos como las de don Nicolás o Juan Carlos en La Vega o Manoguayabo.
Sin embargo, su sector prioritario es Buenos Aires de Herrera, porque es ahí donde ha vivido gran parte del tiempo que tiene en la Capital tras llegar desde El Factor, en Nagua, donde nació.
“Si cada quien hace algo en su zona el peso es menos”, afirma tras aclarar que ha ido a muchos pueblos dominicanos a llevar las ayudas que consigue.
Entre ellos está su propio poblado, El Factor, y otros de su provincia, María Trinidad Sánchez.
Soñaba ser artista
En esa zona arrocera del país nació el menor de cinco hermanos, fruto de la unión de doña María Medina y don Lorenzo, un agricultor que veía en su muchacho uno de sus mayores orgullos y un heredero natural para cultivar la misma tierra con la que él levantó la familia.
“Aprendí a tocar guitarra aun trabajando agricultura. Mi papá siempre soñaba que yo heredara la tierra y yo le decía que yo iba a ser artista, que yo no nací para eso. Por eso empecé a estudiar música, soñando con ser cantante”, comenta.
Ni agricultor ni cantante. La vida le tenía otra misión: el humor y la comunicación. A estas áreas llegó hace más de 10 años por sus ocurrencias como oyente fijo del programa radial “Con las pilas puestas”, que conducía Manolo Ozuna, al que llamaba para participar de los temas que trataban.
Bajo el sobrenombre de ‘El Nagüero’, que él mismo se puso, con el tiempo se hizo habitué del espacio radial a través del teléfono y un día llegó la invitación a que fuera a la cabina a participar en vivo.
“Ese día nunca lo voy a olvidar: yo fui del sector Los Ríos, donde vivía, a pie hasta Herrera porque nada más tenía un solo pasaje para ir”, recuerda.
De Herrera tomó un transporte público hasta los alrededores de la emisora Studio 88, en Teleradio América, en Los Cacicazgos, y al terminar el programa meridiano, cuando Idelsa Núñez y Manolo Ozuna se fueron de la emisora “yo regresé a pie a casa de nuevo en Los Ríos” (horas después).
Poner los pies en cabina le garantizó su integración formal al espacio radial y de ahí Manolo se lo llevó en 2008 a Telemicro, como libretista, en un programa junto a Cheddy García.
Siempre agradecerá a Manolo Ozuna: “De la oportunidad que me dio, de ahí partió todo y yo no he parado jamás”, asegura.
Luego agrega: “Independiente del talento que tú tengas si no tú no encuentras quién crea en ese talento se te hace muy difícil y más cuando tú vienes del campo”.
Etapa reciente
Años después vendrían sus contrataciones en el programa radial “El Mañanero” y en los programas televisivos de Roberto Angel Salcedo, “Más Roberto” y “Vale por Tres” (Telesistema), además de “Barrio Adentro” (Teleantillas). Su popularidad comenzó a aumentar.
Al principio le costó mucho hacer reír a la gente "porque estaba destruido por dentro, económicamente mal, emocionalmente con mucha esperanza nada más y tenía que transformarme en un personaje, olvidarme de mí y hacer que la gente se riera". Lo logró.
Con el tiempo le dio un giro a su vida que en esa época inicial estaba compuesta de 80 por ciento de drama y 20 de humor. Sus personajes se caracterizan por el repentismo, con buen manejo de la ironía (a veces hace recordar a Felipe Polanco Boruga) y una identidad de machista dominicano (como lo escenificó Luisín Jiménez o Bolívar Valera).
"Mi personaje en la televisión es machista, pero en lo personal yo soy muy de casa, viví mucho tiempo solo, vengo de una familia que nada más hay varones, yo soy doméstico ciento por ciento, yo sé hacer de todo: yo en la casa plancho, lavo, friego, cocino...", afirma.
+ Coleccionista de...
En su perfil de Instagram a este aguilucho enfermo y amante de la música bohemia no se le nota ostentoso. Eso sí, tiene una colección de al menos 130 gorras "y cada una tiene su t-shirt, es el único lujo que tengo, además de la ropa de gimnasio".
Junto a su esposa tiene dos hijos: Osvaldo, de 19 años, y Luna, de 15, quienes entienden la labor altruista de su padre, que no piensa parar por ahora.
"Al final cuando tú conoce lo que es la pobreza y cuando tú sabes lo que es acostarse sin cenar eso te motiva a ayudar a la gente. Además yo siempre quise tener un momento de yo poder ayudar", indica al responder sobre las razones que le motivaron a dar su mano a los necesitados.
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