Iván Ruiz dijo que las reglas han cambiado, y las normas. “Ya no es el futuro, el presente son las redes, debes competir con dispositivos electrónicos que ofertan un millón de posibilidades, a un target que desde el vientre se sintoniza con este fenómeno social, y al nacer ya logran la destreza de manipular estos códigos modernos y llevarlos al máximo.
¿Como compites con esto?, adhiriéndolo a tu esquema, usándolo como herramienta, y adaptándolo a tus contenidos, dándole ese toque humano y emocional que es lo que finalmente generará la empatía con tu target objetivo”.
¿Como vislumbras el futuro de la TV?
“Desafiante, y con una visión clara de hacer sinergia con la tecnología y con las redes, como única forma de poder atrapar un público cada vez más exigente, cada vez menos manipulable, con opciones donde puede elegir en un menú lo que quiere en la parrilla. Me preocupa la falta de imaginación, la zona de confort de los canales, el poco apoyo a los productores. Este modelo no debe durar mucho, y si lo hacen los enlatados ganarán la batalla.
Ya conquistaron el prime time, y la guerra continúa, solo la venceremos si luchamos en conjunto en una estrategia de imaginación e innovación”.
¿Tu mayor competencia al mediodía? “Nuestra mayor competencia somos nosotros mismos, superarnos cada día, y crear un programa que crezca todos los días, que mantenga despierto el interés de la gente”.
Dicen que a la tercera es la vencida. “Ciertamente esta es mi tercera temporada, las dos anteriores cumplí ciclos, ayudé a que cambiaran algunas cosas, pero nunca podía desarrollar ni siquiera mínimamente lo que quería. Ahora logré acuerdos donde tuviese el control de la producción y todo el entorno, y donde pudiese tener mi equipo.
Es cierto que no tengo muchas herramientas técnicas y recursos, pero estoy trabajando tranquilo, tenemos el mejor recurso que es el humano y cuyos activos lo representan los talentos.
Mis decisiones se respetan, y hemos creado un entorno armónico, donde todos nos sentimos comprometidos en dar lo mejor de sí por este proyecto. Ya en agosto cumplo dos años, se vence mi contrato, y tal vez sería prudente renovar, y seguir mirando hacia adelante”.
Dicen que no es el show de antes, sin variedad. “En principio, mucha gente, incluyendo los mismos dueños del programa, reaccionaron con mucho temor, me decían eso mismo, que ese no es el show, y que lo vinimos a distorsionar, y romper su esencia.
Estaba preparado para que todo eso surgiera, pero estaba convencido que ya el formato anterior había caducado, que la TV había cambiado, y que teníamos que montarnos en la próxima ola, entonces producto de observación y reflexión nace la ‘tele realidad’, que no era más que una fórmula de hacer televisión que se parezca a la gente, libre, espontánea, genuina, donde todo pueda ocurrir, y la capacidad de asombro nunca se pierda… y ahí están los resultados”.
Te critican porque intervienes en todos los segmentos. “Lo que ocurre es que allí pasan las cosas. Todo el mundo interviene, interrumpe, y aunque yo lidero un grupo, en nada tiene que ver mi condición de productor. Si te pones a ver bien, en El show del mediodía todos interrumpen, todos nos expresamos, a veces discutimos, reímos, lloramos, pero somos un equipo, y si hay que interrumpir se interrumpe, y lo cierto es que hasta los que criticaban se han dado cuenta que se resistían a un cambio de modelo que se ha posicionado en la gente. Celebramos nuestro primer Soberano. Se hizo justicia”.
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