miércoles, 25 de noviembre de 2020

Frank Reyes fue seguridad, tuvo que pedir en muchas ocasiones para comer, dormía en casas abandonadas o en construcción .


Por Fausto Polanco-el Dia
Picoteando el Espectáculo
SANTO DOMINGO.-Durante su niñez, Frank Reyes siempre se la pasaba cantando y recuerda que cuando sus padres lo enviaban a realizar cualquier oficio lo hacía cantando alguna canción, caminando por las calles de su comunidad, Tenares.

Su deseo era ser cantante, pero su padre se negaba a ello. Sin embargo, su madre lo apoyó y le compró su primera guitarra, pero cuando su progenitor llegaba del trabajo y lo encontraba tocando, Frank debía salir corriendo del hogar para evitar que este le pegara.

Su madre siempre se interponía en el medio de ambos para evitar que a su pequeño vástago le pegaran. Ella era su defensora y siempre confió en la pasión de su hijo por la música.

Huyó de la casa
“Esos pleitos con mi padre me obligan a “fugarme” de la casa a la edad de 15 años. Me fui a Santo Domingo a escondidas un día a las 5:00 de la mañana. Me fui a la casa de un amiguito llamada Félix (fallecido), quien me dijo que me iba a conseguir un trabajo y cuando llegué no tenía ni cama para dormir. Me me puso a dormir en una colcha en un rinconcito de la casa”, recordó Reyes.

En Santo Domingo, Frank no encontraba trabajo y su madre estaba muy preocupada por él, pues no sabía cómo la estaba pasando su hijo en la capital dominicana.

“Yo no tenía ni un centavo para volver a mi casa y dije al Señor en voz baja: Dios mío, no me dejes volver derrotado a mi casa. Era sereno, pero no dentro de una casa, sino debajo de un árbol, aguantando sol, agua y sereno”, dice.

Pidió para comer
Frank Reyes andaba detrás de un sueño y se la pasaba luchando para seguir adelante. Es por ello que hacía lo que estuviera a su alcance para subsistir.

Al cumplir los 15 años de edad, Frank Reyes tuvo que pedir en muchas ocasiones para comer, dormía en casas abandonadas o en construcción y hasta fue seguridad del dueño de una propiedad.

Sin embargo, esto no le importaba, porque tenía un motivo para seguir adelante, que era ser cantante, pues ese anhelo nunca se le fue por más vicisitudes que estuviera pasando.

“Yo pude haberme convertido en un delincuente; ser cualquier cosa, porque andaba sin rumbo, pero no me doblé, porque mi meta era lograr lo que quería, conseguir llegar a la meta”, expresó el famoso bachatero.

Luego de varios años de “tanto rodar”, un amigo lo llevó a trabajar a un colmado ubicado en la calle 4 esquina #2 en el sector de Buenos Aires, de Herrera, a finales de los 80, con un salario de 75 pesos mensuales.

Un sábado por la mañana, se sentó a tocar con su guitarra en el colmado y alguien lo estaba observando y de repente se le presentó detrás del tramo y le dijo que cantaba bueno. Ahí comenzó su carrera, tras recibir un contrato de 5 mil pesos por cada disco, a principios de los 90 y desde entonces siempre se ha mantenido activo.

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