Picoteando el Espectáculo
Los programas de radio exitosos pueden ser una idea germinal, la chispa para arrancar un proyecto de televisión.
Sin embargo, son formatos diferentes y aun con las nuevas tecnologías que facilitan la retransmisión de programas de radio por pantallas y digitales y hasta por canales de la propia televisión, preferiblemente de cable o UHF, mantienen distancia en sus formas de realización.
Iván Ruiz acertó al inspirarse en el Gobierno de la Mañana para sustentar una transformación en la base de producción de un vetusto Show del Mediodía, que le permitiera insertarse en las preferencias que hoy dominan el mercado.
En efecto, a diferencia de sus inicios y posterior apogeo, entre principios de la década del 70 y finales de los 80, el Show del Mediodía, fundado por Mac Cordero en agosto de 1969, se basó fundamentalmente en música y humor.
Con la conducción de Yaqui Núñez del Risco y Freddy Beras Goico, el espacio tomó incidencia notable en la actualidad política y social de la nación, al tiempo que incrementaba la penetración de sus comedias, con libretistas como Narciso González, Jaime Shanlatte y Milton Peláez.
Contaba con Jorge Taveras a cargo de la dirección y arreglos de una orquesta de planta, en los tiempos que los solitas varones y hembras tenían gran presencia, mientras las agrupaciones merengueras brillaban, cada una de las principales con su día fijo asignado en la semana.
Era común que las luminarias de la música internacional se presentaran en los programas locales de televisión cuando estaban de gira en el país, sobre todo en el Show del Mediodía.
Pero de vuelta al párrafo de entrada, la principal diferencia entre las producciones de radio y televisión es que las primeras la imaginación juega un papel esencial, mientras que en lo que va para la pantalla que ya no siempre es chica los elementos visuales son los de mayor peso.
El programa “Perdone la Hora” arrancó con fuerza inusitada al parodiar con comediantes historias clásicas del cine y el teatro, pero una vez agotada esa etapa remedó por un tiempo en televisión lo que hacía Jochy Santos en radio, hasta que esa idea se fue agotando.
A partir de ahí surgió la idea de sentar a un grupo de personas del medio en banquetas alineadas para tratar el tema del día en espacios televisivos y que todavía se mantiene, más por facilismo y por la crisis que reduce los elementos de producción, que por real aceptación.
Cuando Iván ingresó al Show todavía la música y humor constituían los contenidos principales del entonces decadente programa.
Así fue que comenzó poco a poco a implementar cambios que permitieron que el espacio renaciera.
Sin embargo, creo que a Ruiz se le fue la mano al transformar el programa de variedades en un espacio para la actualidad política y social.
Incluso, el tiempo de transmisión resulta corto por el afán de empaquetar toda la agenda nacional para abarcar los temas en desarrollo.
El Show del Mediodía no es relajante, sino que el espectador se siente agitado y sobrecargado de conflictos y dramas de la sociedad.
Todo se nota apresurado y es común ver como se montan paneles y conversatorios con opiniones con sectores y opiniones encontradas, pero que no llegan ni cerca de ninguna solución y para colmo ni siquiera alcanzan a ilustrar debidamente al público.
Aunque los conductores del programa tienen distintas especialidades: periodistas, cronistas, analistas, blogueros, comentaristas, todos terminan en el mismo rol, el de presentadores afanados en lograr su espacio, siempre en peligro de que otro se lo robe.
Todas las entrevistas no tienen que ser asumidas por todo el elenco.
Hay algunas en que seria productivo aprovechar su potencial informativo y por tanto hacerlas más ágiles, con un solo entrevistador.
Todo el mundo asume allí el mismo papel, pero si lo planificaran, un Julio Clemente haría valer sus condiciones de animador así como la de creador de contenidos digitales, como cuando hacía “En Broma y en Serio”. No necesariamente con lo mismo.
Igualmente, un Abigail Soto, quien es al mismo tiempo comerciante, ex legislador y comunicador, pudiera especializarse en los temas de desarrollo empresarial.
De Ivonne Ferreras, todo el mundo sabe que es un buena reportajista, pero en el Show la mantienen subutilizada, más bien como componente de las intervenciones de Abigail.
Yaqui Núñez del Risco le dio un giro social al Show del Mediodía, esa vinculación no es nueva, pero sin descuidar el rol de entretenedor y aliciente de las penas cotidianas de la gente.
Iván Ruiz debe propiciar el desarrollo de nuevos talentos, sobre todo en la parte de producción, dar paso a libretistas que enriquezcan los contenidos.
La entrada de Gerald Ogando pone una nota de humor muy acertada, pero no es suficiente. Debe existir un equilibrio entre actualidad y entretenimiento.
Hay quienes sugieren que los viernes del Show del Mediodía sean dedicados a la música, pero yo diría que a diario hay que darle cabida al arte.
Tienen que tomar en cuenta que finalizado el Show del Mediodía viene un programas de análisis noticioso, corto, pero basado en política, y luego el Noticiero SIN, donde las reseñas y opiniones sobre los mismos temas que expone la Telerealidad, vienen comprimidos y bien elaborados.
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