lunes, 15 de junio de 2015

Tienes miedo escénico!. No siempre es fácil enfrentar la tarea; muchos tiemblan antes de abrir la boca. Aquí 5 estrategias:

Por: Diego A. Sosa

Hablar en público puede resultar un martirio. Hoy para triunfar hay que enfrentarse a esa realidad; las personas necesitan ser convencidas y nosotros debemos hacerlo. Ya sea en la universidad o en el trabajo, siempre una intervención nuestra puede llevarnos al éxito de un proyecto o de una venta.

No siempre es fácil enfrentar la tarea; muchos tiemblan antes de abrir la boca. En ocasiones la dejan cerrada y eso les sirve de protección… otros se llevan las flores y quedamos en el anonimato.
Los buenos sueldos, los mejores clientes, las mejores parejas, etc., para todo hay que atreverse a hablar. Pero existe algo que nos frena a la hora de hacerlo. A veces estamos obligados y lo superamos… con el susto de morir en el camino, pero lo hacemos. ¿Cómo puedo superar ese temblor preinicial? Aquí algunas técnicas, aunque lo que más recomiendo en mi libro Ventas, Retórica y Lenguaje del Cuerpo es mucho más profundo que esto; es encontrar la verdadera causa y mitigarla.

1. Acérquese al público: Contrario a lo que tienen que hacer los grandes conferencistas, yo recomiendo tomar contacto con la gente que va a presenciar la presentación. Infiltrarse como alguien más y escucharlos. Cuando suba al escenario se dará cuenta que usted no se enfrenta a extraterrestres, sino que habla con personas como usted.

2. Use el humor: Siempre que usted no sea un desastre utilizándolo. Algo que haga reír tiende a romper el hielo, es recomendable. Debe ser algo corto y de impacto. Insisto, si usted no es gracioso no lo intente.

3. No se esconda: Una persona aferrada a un podio es lo que un público más interpela. La inseguridad no puede verse en nuestro lenguaje corporal, poner una barrera entre nosotros y el resto es un símbolo de nerviosismo.

4. Use los recursos como apoyo: La presentación en la pantalla apoya lo que usted sabe. Ella no puede ser el centro de atracción. Las láminas deben tener pocas letras y pocas líneas. Nunca se lee de ellas, sólo se usan como guía y apoyo.

5. Busque alguien en el público que le siga: La mayoría de los oradores se concentran en complacer a la persona más exigente; el de los brazos y las piernas cruzadas. Esa persona no es la importante; si su presentación es buena, él lo felicitará. La persona más importante es quien le sigue, la más alegre, la que más se interesa por usted. Le llamamos “el ancla”. Siempre búsquela, le llenará de energías y le mostrará lo bien que va.

Joseph, son muchas las opciones, pero insisto, hay razones de peso que nos hacen estar inseguros ante una presentación en público. Muchas veces haber fallado en el pasado, haber tenido una familia o compañeros muy críticos o exigentes, compararnos con otros mejores, etc. Cuando domine esas razones del pasado e implemente estas y otras técnicas no sufrirá más antes de las presentaciones… podrá utilizar esas mariposas en el estómago para energizarse y cautivar al público… simplemente siendo usted mismo.

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