Monica Lewinsky respondió todo. Cada una de las preguntas que le plantearon las contestó. Una por una. Con detalles nunca antes revelados. Desde qué hizo con el vestido y cómo se dio cuenta de que estaba manchado, hasta el momento en que pensó en quitarse la vida por la presión a la que se veía sometida luego de que estallara el escándalo por el affaire que comenzó en 1995 e hizo tambalear al presidente Bill Clinton.
Pero una revelación llamó particularmente la atención. Una de la que nunca se había tenido información. Fue cómo hizo Lewinsky para atraer la atención de quien entonces era el hombre más poderoso sobre la Tierra.
Sería la primera vez que estarían a solas, intimando. Besándose con desesperación. Fue el 14 de noviembre de 1995. La joven becaria había sido llamada para que asistiera con los teléfonos en medio de tormentosas jornadas de tarea en la Casa Blanca.
Ese día, de acuerdo con el relato de la mujer que hoy tiene 45 años, se celebró una fiesta sorpresa para un miembro del equipo de Clinton en la sede de Gobierno, en el corazón de Washington DC. Ella y el Presidente formaban parte del encuentro, de tono relajado.
Una fotografía firmada por el presidente Bill Clinton en 1997 con motivo del cumpleaños de su becaria favorita, Monica Lewinsky. El escándalo casi le cuesta la presidencia al líder demócrata
En un momento determinado, ella se dio cuenta de que su tanga estaba a la vista. También vio que Clinton estaba allí cerca. Observándolo todo. A propósito, Lewinsky dijo que decidió dejar su ropa interior al alcance de los ojos de su jefe cuando pasó al lado suyo. A los pocos minutos, la becaria caminó cerca del Salón Oval, momento en el cual Clinton le sonrió y le pidió que pasara. Instantes después ambos estaban besándose en una habitación contigua.
Luego, Lewinsky volvería a su propio despacho para regresar con Clinton una vez más y estar de manera más íntima. Era el inicio de una relación que duraría casi dos años. Durante ese período tendrían al menos un encuentro sexual por semana.
Lewinsky relató en detalle aquel momento en que estaba a punto de involucrarse en una relación íntima con el hombre más poderoso del planeta: "Me di cuenta de que la parte superior… de mi ropa interior había estado mostrándose, mi ropa interior era una tanga. Y pensé: 'Bueno, subiré el juego'. Sabía que él estaba saliendo de una habitación. Y en lugar de ponerme los pantalones, como lo hubiera hecho en cualquier otra incidencia, no lo hice. No era evidente para todos los demás en la sala, pero él se dio cuenta… Recuerdo que me hizo preguntas… ¿Dónde fui a la universidad? Cosas así. No creo que en ese momento de mi vida mi corazón haya latido tan rápido. Le solté: '¿Sabes?, estoy enamorada de ti'. Y él se echó a reír, sonrió y me preguntó si quería ir a la oficina de atrás. Y lo hice", recordó la ex becaria.
"Estaba oscuro y finalmente me preguntó si podía besarme y le dije que sí. Después de poco de tiempo, volví a mi escritorio. Y en algún momento más tarde en la noche, yo era la única persona en la oficina. Y volvió a entrar y dijo: 'Si quieres encontrarte conmigo en el estudio posterior en 10 minutos, puedes hacerlo'. Así lo hice. Y se volvió más íntimo a partir de ahí", dijo.
"No hablo de esto muy a menudo y todavía no me siento cómoda hablando de eso. Es una de esas cosas donde no es como si no hubiera registrado que él era el presidente. Obviamente que sí lo era. Pero creo que de una manera, en el momento en que estuvimos en la oficina administrativa por primera vez, la verdad es que creo que significó mucho para mí que la persona que otras personas deseaban, me deseaba", relató la ex becaria en una entrevista dada a A&E.
Lewinsky también expuso cómo fueron sus encuentros sexuales con Clinton y desmintió que alguno hubiera sido en el Salón Oval: "Tenía una oficina personal privada. Ahí es donde tuvo lugar cada encuentro íntimo. Los encuentros florecieron en una relación. Pero nada sucedió dentro de la Oficina Oval propiamente dicha. Hablaríamos y quizás coquetearíamos aquí y allá, pero no ocurría ninguna actividad sexual en la Oficina Oval", aclaró la mujer.
"En ese momento, él estaba en contacto o lo veía casi semanalmente", agregó Lewinsky, enfatizando que no necesariamente cada encuentro con el Presidente derivaba en algo sexual.
El affaire entre Bill Clinton y Monica Lewinsky estalló en enero de 1998, cuando una amiga de la joven becaria presentó unas grabaciones al FBI donde se relataban los encuentros sexuales entre ambos. El escándalo se hizo público y el presidente norteamericano fue sometido a un juicio político por perjurio por la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Fue exonerado.
El vestido manchado
En otro tramo de la entrevista, Lewinsky explicó qué pasó con el famoso vestido manchado con el semen de Clinton que una amiga le dijo que conservara sin lavar. El encuentro ocurrió el 28 de febrero de 1997. El Presidente recién había ganado la reelección, y la invitó a estar en la Casa Blanca para su mensaje radial semanal. Luego le dijo que tenía un regalo para ella.
"Yo no sabía… ¿iba a poder verlo a solas? ¿O no?", contó la ex becaria en El Affair Clinton, una nueva serie de seis capítulos que se estrena el domingo 18 de noviembre en el canal A&E. "Cuando pasé a darle la mano y tomarme una foto con él, me dijo: 'Por cierto, ve a ver a Betty, tiene algo para ti". Betty Currie era la secretaria personal del Presidente y su escritorio estaba justo al lado de la Oficina Oval.
"Ella me hizo entrar a la Oficina Oval, los tres fuimos al estudio del fondo, y ella pasó al salón comedor para ocultarse allí", añade Lewinsky. "Porque así todo el mundo pensaría que yo no estaba sola con él". Era la primera vez que podían estar juntos desde que la "trasladaron" al Pentágono, una decisión que ella cree que fue tomada para que no afectara las elecciones presidenciales de noviembre de 1996.
"Entonces entramos al baño, y tuvimos más intimidad. Me hizo objeto de sus atenciones y yo fui recíproca, hasta donde él siempre se había detenido antes de completar su parte", describió Lewinsky, cuidando sus palabras. Ella quiso ir más allá, según su relato. "Me incorporé y le dije que quería pasar a la siguiente fase, y finalmente dijo que sí. Terminamos y después lo abracé. Y él me abrazó. Y me fui". El vestido ya estaba manchado, pero ni ella ni él se habían dado cuenta.
"Esa noche fui a cenar y alguien me dijo: 'Oye, debes ir al baño, tienes todo el vestido manchado'". De hecho, ella creyó que era crema de espinacas o algo así, como declaró en su testimonio ante un Jurado de Instrucción en 1998.
La idea más tenebrosa
Luego de que el escándalo estallara en todas las cadenas de televisión y los diarios de los Estados Unidos y el mundo, la presión que sintió la becaria fue de tal magnitud que pensó en quitarse la vida. Estaba abrumada por la prensa, por las preguntas y por estar involucrada con el hombre más poderoso del mundo. Era demasiado.
"Hubo un momento para mí en el que estaba llorando histéricamente y luego me apagaba. Y en los períodos en los que estaba apagada recuerdo mirar por la ventana pensando que la única forma de arreglar esto era matándome, era saltando por la ventana", cuenta Lewinsky entre lágrimas, de acuerdo con el fragmento difundido por la cadena ABC.
"Y me sentí terrible, tenía miedo, estaba mortificada por lo que eso iba a hacer a mi familia. Y yo todavía estaba enamorada de Bill [Clinton] en ese momento, así que me sentí muy responsable", agregó.
Lewinsky tenía 22 años cuando en 1995 ingresó a trabajar como becaria en la Casa Blanca, tras lo cual comenzó una relación sentimental con Clinton, de 49 años. En 2014, Lewinsky ya había insinuado ante Vanity Fair haber tenido "tentaciones suicidas" por la "vergüenza y el miedo" sufrido, pero esta es la primera vez que habló concretamente de ello ante las cámaras.
Fuente Infobae
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