Por Ismael Cala
Hoy comparto algunas maneras de actuar que mantienen a salvo nuestra credibilidad y hacen posible la confianza de los demás en nosotros.
– Al hablar, debemos estar seguros de lo que afirmamos o negamos. De lo contrario, podemos pecar de charlatanes. Como sugiere un proverbio hindú, cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.
– Nunca mentir. Esgrimir la verdad por dura o dolorosa que sea, aceptarla y asumir la responsabilidad que de ella emana. La sinceridad nos hace persuasivos y confiables.
– Cumplir todo lo que se promete. De no poder hacerlo, por razones justificadas, nunca presentar reparos a la hora de dar explicaciones o disculpas.
– No criticar o hablar mal de una persona ausente. Decir las cosas de frente, con intensidad moderada y sin ofensas.
– Aceptar los puntos de vista negativos que los demás puedan tener de nosotros, y analizarlos. Si discrepamos, evitar crear un ambiente hostil y mucho menos una discusión irracional.
– Apelar al don de la prudencia. No hacer valoraciones a priori.
– Estar dispuestos a escuchar, sobre todo cuando tenemos la convicción de que nuestro interlocutor es un ser competente, que sabe lo que dice y, por ende, transmite confianza y es creíble. Nunca aprendemos más que cuando escuchamos.
– No dejarnos dominar por prejuicios filosóficos, raciales, políticos o religiosos. Respetar el punto de vista del otro, por muy diferente que sea del nuestro. Respetar a nuestros semejantes es una muestra de que confiamos en ellos, y la confianza genera confianza.
Pero… para gozar de la credibilidad y la confianza de los demás, ante todo, debemos creer y confiar en nosotros mismos, sentirnos seguros, sin temores, conocer al detalle nuestro mundo interior, las capacidades y las limitaciones que nos definen como seres humanos únicos; vivir persuadidos de los verdaderos propósitos que nos hemos trazado en la vida.
Para El Vocero de Puerto Rico
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