Picoteando el Espectáculo
ECUACIONES: Muchos atletas establecen planes que matemáticamente dan resultado. Desde cuantificar su primer cuadrangular hasta fijar un calendario de trabajo. Los elementos que integran la vida de un atleta son cuantiosos y valiosos pero no siempre los atletas están consciente del nivel de inversión y de la suma de ese valor.
Cuando un atleta decide trabajar por lo que quiere lograr, debe planificar correctamente lo que necesita invertir para poder adquirir el retorno de esa inversión. Desde sus horas de entrenamiento, hasta las horas que se cohíbe de aventurar, las horas que necesita descansar y las horas que emplea mejorando sus habilidades de manera integral: cursos de inglés, conocimiento contable, legal, cultura general, todos esos elementos sumarán al buen resultado final. Es mucho lo que un atleta tiene que emplear de si mismo para poder mejorar y aumentar sus probabilidades de poderlo lograr. Los obstáculos que vienen a restar pueden dividir la mente del atleta. La mente necesita un nivel de enfoque donde solamente acepte aquello que venga a multiplicar oportunidades. Todo lo que reste debe ser desechado y puesto en su lugar.
CUANTIFICAR: Cuantificar los niveles de esfuerzo es un buen ejercicio para el atleta, pues hará que aprenda a valorarse a sí mismo y a su profesión. A veces los deportistas terminan tomando decisiones pobres, porque no se han detenido a calcular el valor de quienes son, y aquel que no asuma su valor, se manejará por debajo de la ecuación. Por eso muchos se rodean de círculos que le restan, pues les toma tiempo comprender que ellos son el “Wall Street” de su mercado local. Si el valor del atleta sube, subirán las acciones de todo el entorno; si el valor desciende, todos se verán afectados. Lamentablemente, pocos entienden esa pendiente.
Uno de los primeros aprendizajes que el atleta joven debe asimilar, es dejarse educar acerca de si mismo. El que no tiene conocimiento no podrá comprender que la mayor riqueza es el ser humano mismo, y que por lo tanto debe aprender a administrarse bien. Si el deportista no aprende a ser buen mayordomo de el, se verá expuesto al criterio de otro que vendrá con historias de Pepito, a buscar el tesoro perdido. No son una, ni dos ni tres las historias del binomio atleta-agente, atleta-manejador, donde el segundo sale más airoso que el primero en términos financieros.
Cuantificar lo que se toma construir un porvenir siempre dará una mayor perspectiva a aquel que es el protagonista. El no hacerlo propiciará que otros si sepan calcular los dividendos y saquen provecho al potencial del atleta profesional. La matemática de una carrera deportiva quizás no resulte como la matemática literal pues hay muchos factores que alteran el resultado final. Sin embargo, queda del atleta decidir si terminará siendo un residuo, o terminará siendo un plus, pues aún dentro de la misma ecuación del sistema se puede sacar una buena multiplicación.
SUMAR A LA VIDA: Todo aprendizaje tiene su valor, y la carrera de un atleta arroja muchos ecuaciones valiosas a la vida del deportista. Si se sabe sumar y multiplicar, se aprovechará cada subida y cada caída, sin que se pierda nada. Pero si solo se mira restando y dividíendo, al atleta pasará por el sistema como una estadística más, que pasó por pasar, sin aprovechar nada útil para la operación llamada vida. Y eso, si es de lamentar.
“Examinadlo todo; retened lo bueno.” 1 Tesalonicenses 5:21
Hasta la próxima
Cuando un atleta decide trabajar por lo que quiere lograr, debe planificar correctamente lo que necesita invertir para poder adquirir el retorno de esa inversión. Desde sus horas de entrenamiento, hasta las horas que se cohíbe de aventurar, las horas que necesita descansar y las horas que emplea mejorando sus habilidades de manera integral: cursos de inglés, conocimiento contable, legal, cultura general, todos esos elementos sumarán al buen resultado final. Es mucho lo que un atleta tiene que emplear de si mismo para poder mejorar y aumentar sus probabilidades de poderlo lograr. Los obstáculos que vienen a restar pueden dividir la mente del atleta. La mente necesita un nivel de enfoque donde solamente acepte aquello que venga a multiplicar oportunidades. Todo lo que reste debe ser desechado y puesto en su lugar.
CUANTIFICAR: Cuantificar los niveles de esfuerzo es un buen ejercicio para el atleta, pues hará que aprenda a valorarse a sí mismo y a su profesión. A veces los deportistas terminan tomando decisiones pobres, porque no se han detenido a calcular el valor de quienes son, y aquel que no asuma su valor, se manejará por debajo de la ecuación. Por eso muchos se rodean de círculos que le restan, pues les toma tiempo comprender que ellos son el “Wall Street” de su mercado local. Si el valor del atleta sube, subirán las acciones de todo el entorno; si el valor desciende, todos se verán afectados. Lamentablemente, pocos entienden esa pendiente.
Uno de los primeros aprendizajes que el atleta joven debe asimilar, es dejarse educar acerca de si mismo. El que no tiene conocimiento no podrá comprender que la mayor riqueza es el ser humano mismo, y que por lo tanto debe aprender a administrarse bien. Si el deportista no aprende a ser buen mayordomo de el, se verá expuesto al criterio de otro que vendrá con historias de Pepito, a buscar el tesoro perdido. No son una, ni dos ni tres las historias del binomio atleta-agente, atleta-manejador, donde el segundo sale más airoso que el primero en términos financieros.
Cuantificar lo que se toma construir un porvenir siempre dará una mayor perspectiva a aquel que es el protagonista. El no hacerlo propiciará que otros si sepan calcular los dividendos y saquen provecho al potencial del atleta profesional. La matemática de una carrera deportiva quizás no resulte como la matemática literal pues hay muchos factores que alteran el resultado final. Sin embargo, queda del atleta decidir si terminará siendo un residuo, o terminará siendo un plus, pues aún dentro de la misma ecuación del sistema se puede sacar una buena multiplicación.
SUMAR A LA VIDA: Todo aprendizaje tiene su valor, y la carrera de un atleta arroja muchos ecuaciones valiosas a la vida del deportista. Si se sabe sumar y multiplicar, se aprovechará cada subida y cada caída, sin que se pierda nada. Pero si solo se mira restando y dividíendo, al atleta pasará por el sistema como una estadística más, que pasó por pasar, sin aprovechar nada útil para la operación llamada vida. Y eso, si es de lamentar.
“Examinadlo todo; retened lo bueno.” 1 Tesalonicenses 5:21
Hasta la próxima
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