lunes, 21 de septiembre de 2015

El arte de mirar con lupa. El mercado de la música y el mundo del entretenimiento se rige hoy día por reglas y códigos muy diferentes.

Por Joseph Caceres/Arte Nacional

El mercado de la música y el mundo del entretenimiento se rige hoy día por reglas y códigos muy diferentes a los que prevalecían en el pasado.

Todo se ha atomizado. 

De las grandes salas de entretenimiento de otros tiempos con capacidad para mil 200 y mil 500 personas, solo quedan fotos y recuerdos .

Ahora prevalecen los “lounge” y los café bar que con 200 personas, cuando se llenan, se habla con orgullo de que estuvieron a “casa llena”. Hard Rock Café es un ejemplo de ello, si lo vemos en términos referenciales y comparativos con el aforo de las grandes discotecas de otros tiempos.

Igual sucede con las salas de cine, que en vez de las grandes, como la del gigante de San Carlos , el Olimpia, el Santomé, hoy día operan las multisalas con capacidad cada una para 100 personas.
El concepto boutique se ha impuesto al de las grandes tiendas, y la música en la radio ha tenido también que sujetarse a la impronta de nuevos esquemas.

En otros tiempos usted recorría el dial y se encontraba con un tema musical sonando hasta en 10 emisoras al mismo tiempo.
La radio no estaba tan segmentada, y prevalecían las estaciones de música popular variada, con predominio del merengue y la balada, pues la salsa tenía una incidencia limitada y la bachata era considerada una música despreciable y no se incluía, como ahora, en programación.

Hoy día, con tantas emisoras religiosas, interactivas, solo de baladas, de salsa, instrumentales, en inglés en francés, de dembow, rock, se hace difícil masificar y moldear los gustos y preferencias con la sonada de un tema musical.

Es lo que explica que en los listados de “hit parade” que se publican, aparecen temas musicales que dicen “estan sonando”, pero que usted no los siente en la calle ni en ninguna parte, como si la difusión fuera en circuito cerrado
¿Qué produce eso?. ¡La atomización, donde hasta en la gastronomía hay un engaño!.

Sobre todo con el concepto gourmet, del servicio en unos platos grandes, con un contenido muy bonito, bien presentado y adornado, pero tan disminuido que hay que mirarlo con lupa.

¡Cosas de los nuevos tiempos!

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