Picoteando el Espectáculo
Si algo he aprendido en estos últimos años es la fuerza de las estrategias. El mercado, la política, la dirigencia comunitaria seria, las religiones, los caballeros y las damas en ropa de conquista, suelen utilizarlas en conjunto para alcanzar sus objetivos. Cada quien a su estilo, por supuesto.
Muchas veces la estrategia gravita solo en el pensamiento. Y en ciertos círculos se llenan agendas con la lista de tácticas para lograr una meta. Por ejemplo, cabildear una ley en el Congreso o negociar que no pase es el fin eterno de bandos distintos. Eso, bajo el pesado techo de los diputados.
A pocos días para despedir el año 2018, anoto por aquí algunos deseos que ojalá sean considerados en algunas de las estrategias de los sectores de poder. Así nos aliviamos de ciertas cargas y de la pesadumbre cotidiana. Procedo:
Más sesiones de cine con José D¥Laura para tocar realidades globales y recrear la sensibilidad.
Más café entre el liderazgo mundial para alejar el egoísmo.
Menos engaño en los números sobre el crecimiento y desarrollo que no armonizan con la pobreza y el 35 por ciento deseoso de emigrar.
Más lecturas y menos chimichurri en las ferias del libro.
Menos basura a inicio de semana en el entorno del Monumento a los Héroes de la Restauración.
Menos bombo en actividades públicas para el funcionario mantenido por nuestros impuestos.
Menos muertes de mujeres por el hecho de serlo.
Más tolerancia para quienes emigran.
Más amor propio y menos cuchillas cirujanas.
Que el talento pese más que ser ®hijo de fulano® a la hora de contratar.
Erradicar la bruma de las comisiones en el sector público y privado.
Anular las plantas de gas en sectores poblados.
Cese del billeteo para evitar mencionar en los noticiarios la poderosa constructora favorecida por Medio Ambiente para explotar una mina en Villa González.
Más besos y más sexo.
Más curación a partir de los abrazos.
Menos ego y más solidaridad. ¿Te parece?
Si algo he aprendido en estos últimos años es la fuerza de las estrategias. El mercado, la política, la dirigencia comunitaria seria, las religiones, los caballeros y las damas en ropa de conquista, suelen utilizarlas en conjunto para alcanzar sus objetivos. Cada quien a su estilo, por supuesto.
Muchas veces la estrategia gravita solo en el pensamiento. Y en ciertos círculos se llenan agendas con la lista de tácticas para lograr una meta. Por ejemplo, cabildear una ley en el Congreso o negociar que no pase es el fin eterno de bandos distintos. Eso, bajo el pesado techo de los diputados.
A pocos días para despedir el año 2018, anoto por aquí algunos deseos que ojalá sean considerados en algunas de las estrategias de los sectores de poder. Así nos aliviamos de ciertas cargas y de la pesadumbre cotidiana. Procedo:
Más sesiones de cine con José D¥Laura para tocar realidades globales y recrear la sensibilidad.
Más café entre el liderazgo mundial para alejar el egoísmo.
Menos engaño en los números sobre el crecimiento y desarrollo que no armonizan con la pobreza y el 35 por ciento deseoso de emigrar.
Más lecturas y menos chimichurri en las ferias del libro.
Menos basura a inicio de semana en el entorno del Monumento a los Héroes de la Restauración.
Menos bombo en actividades públicas para el funcionario mantenido por nuestros impuestos.
Menos muertes de mujeres por el hecho de serlo.
Más tolerancia para quienes emigran.
Más amor propio y menos cuchillas cirujanas.
Que el talento pese más que ser ®hijo de fulano® a la hora de contratar.
Erradicar la bruma de las comisiones en el sector público y privado.
Anular las plantas de gas en sectores poblados.
Cese del billeteo para evitar mencionar en los noticiarios la poderosa constructora favorecida por Medio Ambiente para explotar una mina en Villa González.
Más besos y más sexo.
Más curación a partir de los abrazos.
Menos ego y más solidaridad. ¿Te parece?
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