Más de la mitad de la población del mundo se encuentra bajo algún tipo de confinamiento mientras los países buscan desesperadamente detener el avance del virus que ya infectó a más de 936 mil personas y dejó más de 47 mil muertos en todo el planeta, desde que se desató en diciembre en China.
Adicionalmente, la extraordinaria perturbación económica y política que provoca el virus presenta un peligro real para el mundo, dijo el martes el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, al considerar que esta pandemia es la peor crisis global desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Guterres también pidió no olvidar a los países subdesarrollados en África y Latinoamérica que sufren esta crisis con menos recursos.
“Se trata de una combinación, por un lado, de una enfermedad que es una amenaza para todos en el mundo, y en segundo lugar, porque tiene un impacto económico que traerá una recesión sin precedentes en el pasado reciente”, dijo Guterres, agregando que “la humanidad está en juego”.
“La combinación de esos dos factores y el riesgo de que contribuya a una creciente inestabilidad, una creciente violencia y un creciente conflicto son las cosas que nos hacen creer que ésta es, de hecho, la más retadora de las crisis que hemos enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial”, explicó.
“Los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G20, que se reunieron el martes por teleconferencia, prometieron ayudar a los países más pobres a soportar el fardo de su deuda y a asistir a los mercados emergentes”, resumió el diario El Mundo de España, una de las naciones más afectadas con la pandemia, además de China, EEUU, Italia e Irán.
La semana pasada, los líderes del este grupo de países más ricos y economía emergentes habían dicho que inyectarían $5 billones de dólares en la economía global para disipar los temores de una recesión.
En Wuhan, la ciudad donde se originó la pandemia, las medidas de confinamiento se han ido levantando progresivamente, y los primeros pasos al aire libre de sus habitantes son para homenajear a los muertos. Mientras, “la cantidad de cremaciones y urnas funerarias hace pensar a numerosos expertos que el total de fallecidos en China es mucho mayor que el dato oficial difundido”.
En otros países se espera aún el pico de la enfermedad, con los servicios de salud ya saturados y las economías paralizadas.
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